miércoles, 3 de septiembre de 2014

El don

Una tarde cualquiera apareció mi hija pequeña con unas alas y una varita mágica.  Le pregunté qué estaba haciendo y me respondió que había descubierto que tenía poderes y que con su varita podía hacer magia y siguió por toda la casa dando brinquitos.
La vi tan segura, se creía eso de que tenía poderes y que con su varita podía hacer magia, que me di cuenta que tenía razón.  Lo importante es creernos que somos capaces de hacer las cosas y seguir adelante.


Tengo la certeza que todos tenemos un don.  Tenemos que trabajar mucho para identificarlo, para aprender a usarlo y, sobre todo, para disfrutarlo.  Cada uno de nosotros tenemos ese regalo divino que nos hace diferentes.  Están los que escuchan mejor, los que dan los consejos exactos, los que son la mejor compañía, los que saben callar y tantas otras características que nos hacen ser especiales.

Si todos creemos que tenemos un don y que con él podemos hacer que las cosas sean mejores, ¿por qué no hacerlo?


Descubre tu don y disfrútalo.



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