lunes, 23 de junio de 2014

Julierías – volumen 4

Y sigo con frases y reflexiones, que van surgiendo del día a día, según lo que toca vivir, en homenaje a las Greguerías de Ramón Gómez de la Serna, que me siguen inspirando.
  • ·         Que me veas sonreír, no significa que no tenga problemas.
  • ·         Tus hijos son tu propio reflejo.  ¿Qué ves?
  • ·         Fue la primera vez que me dije “me rindo, no puedo más” y me puse a llorar.
  • ·         No todo lo que lees por ahí es por ti.  Hay más gente.
  • ·         Y cuando tu vida se resume en una cantidad que hay que repartir.
  • ·         Si piensas en positivo, verás el mundo diferente.  Incluso hasta verás que el sol brilla con más intensidad.
  • ·      He descubierto que el dolor tiene color.  En ese momento que algo te duela mucho, cierra los ojos y lo verás.
  • ·         Si no tienes nada bueno que decir, mejor no digas nada.  A veces el silencio es el mejor aliado.
  • ·         En la convivencia tiene que predominar la tolerancia y el respeto.
  • ·         Eres menos profundo que un charco (pillado por ahí de autor anónimo).
  • ·         Que termine haciendo lo que dices, no significa que esté de acuerdo.  Es que hoy no me apetece discutir.
  • ·         Enférmate y conocerás la soledad.
  • ·         El dolor saca lo peor de mí.
  • ·         No se trata de estar solo, yo hablo de soledad.
  • ·         Si hoy estoy feliz y no parece que mi situación lo amerite, imagínate lo mal que estaba antes.
  • ·         Lo he visto con claridad.  ¡La envidia es muy mala!

miércoles, 18 de junio de 2014

Catorce años

Un día como hoy, hace catorce años, mi vida dio un giro inesperado y radical.  El corazón de aquella persona, con la que había decidido compartir mi vida y formar una familia, se paró y dejó de funcionar.  Y es que la vida tiene estas situaciones tan duras, que nos da la oportunidad de ver todo desde otro punto de vista.

Me quedé sin mi compañero, mientras esperaba al que sería mi nuevo y joven compañero para el resto de mi vida.

Los siguientes días fueron una etapa como entre paréntesis.  Quiero decir que, viví sin vivir y los días pasaron sin apenas darme cuenta.

Si hoy me pasara lo mismo, no sé qué haría realmente.  No existe un manual de instrucciones ni consejos generales de cómo llevar esta situación.  Sólo lo fui afrontando cada día de la mejor manera posible, intentando que mi corazón encuentre la paz que necesitaba para seguir adelante y volver a empezar.  Pero no es rápido, no es de un día a otro.  Hay tanto que me quedé sin decir, tanto por pedir perdón, tanto por perdonar, tantas cosas que, todavía, quería escuchar.  Me costó once años aceptar y superar lo que pasó y que mi corazón encuentre la paz.

Mi joven y nuevo compañero ha crecido y hoy tiene casi los mismos catorce años.  Cada día, con sus gestos y forma de ser, me recuerda de quien viene y esa etapa de mi vida.  Lo que es genético, es genético, no lo podemos negar.


Hoy mis pensamientos están contigo.  Te recuerdo con mucho cariño y con la seguridad que siempre nos estás cuidando desde el cielo, porque en los momentos más importantes el 13 está nosotros y sé que tú también.