miércoles, 10 de julio de 2013

¿Blanco o negro?



Ya dicen que en la vida no todo puede ser blanco o negro, que siempre hay tonos intermedios, los grises, pero hay algunas situaciones en las que sí, o es negro o es blanco y los grises no están permitidos.
En estas épocas, en las que todo es tan rápido, ligero y flexible, a veces olvidamos que hay cosas que las tenemos que hacer de una manera.  Pueden existir versiones diferentes, pero sólo hay una manera de hacerlo.  Hay cosas que sí se pueden hacer y otras que no se pueden hablar.  Blanco o negro.
Yo reconozco que he sido criada de una manera estricta y con disciplina férrea tanto en mi casa, como en el colegio y que las cosas tenían que ser de una manera.  Las cosas se hacen bien a la primera, porque si vas dejando todo a medias, un trabajo o actividad puede terminar siendo 3 si no lo haces todo a la vez y seguido.  Ejemplo, tienes la ropa en el tendal y si lo haces todo a la vez, dejas ya separada la ropa para planchar y la que no en los cajones.  ¡Listo! Misión cumplida.  Otra versión sería: trabajo 1: recoger la ropa; trabajo 2: doblar y ordenar la ropa; trabajo 3: dejarla en su sitio.  Si lo vas haciendo uno por uno parece que tienes que hacer 3 actividades diferentes para una que es obvio se tiene que hacer.
Volviendo al tema… en estos días en los que ser el espabilado –en España- o el criollazo –en Perú- está de moda, que es mejor quien tiene más dinero, sin importar como lo ha conseguido, que sacar algo a cambio, es la regla de vida para muchos, cuando se ve cada día a los grandes delincuentes en traje y corbata, paseando por todos los juzgados, entrando y saliendo de la cárcel, me pregunto: ¿dónde fueron a parar los valores básicos y elementales de las personas, de la sociedad?
Cuando es normal hacer un “cambiazo” en tu trabajo para renovar tu ordenador.  Cuando es habitual recibir comisiones irregulares con tu mano derecha que finalmente las paga tu mano izquierda.  Cuando decides hacer justicia con tus propias manos, cogiendo lo que nos es tuyo y beneficiarte con eso sólo porque consideras que así tienen que ser las cosas, que tus horas extras de tantos años hay que cobrarlas de alguna manera.
En estas épocas en las que vivir a su bola, con sus propias ideas y formas de hacer y deshacer es lo más práctico que hay.  Nos hemos olvidado de lo que hay que hacer, que existe la integridad y la honradez, que las cosas son blancas o negras.
Ahora intento educar a mis hijos en una vida íntegra y con valores.  Todo lo demás viene después.  ¿De qué te sirve que tu hijo saque las mejores notas, si los deberes y trabajos los haces tú para que él saque buenas notas?  Así también enseñamos honestidad y valores.  ¿De qué nos sirve que tenga las mejores notas si finalmente no ha aprendido nada?  O peor aún, si lo que ha aprendido es a obtener algo sin un mínimo de esfuerzo y no siendo leal con él mismo y sus compañeros?
Hace poco escuché o leí un frase que me la guardé, “la integridad es hacer lo que hay aunque nadie te esté mirando”.
Es cierto que intentando tener una vida íntegra, no tendremos grandes riquezas, ni pasarán por nuestras manos las mejores ofertas o chollos poco legítimos de la historia, pero sí que pienso que dormiré mejor y que daremos un mejor ejemplo a nuestros hijos que luego ellos serán el futuro.
No podemos pedir o exigir a la vida que nos pasen cosas buenas cuando nosotros mismos hacemos lo contrario.  Si compramos cosas robadas, es cierto que somos ladrones ni que robamos directamente, pero apoyamos claramente este “negocio”.  Entonces, ¿cómo nos vamos a quejar o reclamar si nos roban?
Otro tema de largas conversaciones en casa son las “mentiras piadosas”.  En principio es una mentira, ¿sí o no?  Volvemos a nuestra pregunta ¿Hay puntos intermedios?  Quizá podemos justificar y hasta cierto punto aceptar si es una mentira, pero sólo para evitar dañar a alguien o algo así, que no implique mayores controversias.  Pero pienso que nunca se puede considerar como “mentira piadosa” algo que me beneficie directamente  o que me haga evadir alguna responsabilidad.
¡Sí, sí!  A ver quién tira la primera piedra y está libre de mancha, nadie seguramente.  En algún momento, todos hemos caído en la tentación o hecho o permitido hacer algo no adecuado.  Pienso que lo importante es luchas por llevar una vida íntegra, que sea un ejemplo para nuestros hijos, que podamos dormir en paz y estar tranquilos con nosotros mismos.   Al final eso es lo que cuenta.
No nos sobra el dinero, y a los que sí, seguramente quieren un poco más, pero todo tiene un límite, existe una línea que hay que seguir y o sobre pasar.  Para estos temas considero que no es aceptable la flexibilidad.  Es lo que es, hay lo que hay.  Blanco o negro.
Todo lo que ganamos sin esfuerzo, a base de engaños u otro tipo de formas poco aceptables, y no me refiero sólo a dinero.  Podemos considerar un mejor trabajo, un premio, etc. a la larga se irá por donde vino y con la misma rapidez.  Es como dicen de las dietas, que cuando bajas muy rápido luego recuperas el doble.  Pues eso, así de claro.
Tengamos siempre presente los principios básicos de la vida y la convivencia.  No podemos exigir una sociedad mejor si somos partícipes activos (directa o indirectamente) de las cosas que nos quejamos.
No podemos esperar que nuestros hijos hagan las cosas bien o mejor si nos ven  tan dispuestos y flexibles.
Quizá ahora sí estén de acuerdo conmigo y con mi frase inicial.  Hay situaciones en las que las cosas son blancas o negras, sin tonos intermedios.