martes, 23 de abril de 2013

Cuarenta


Cada año he aceptado con alegría y hasta con orgullo la edad que cumplía.  Nunca he sido de las personas que se baje la edad o ande enredando.  Al contrario, siempre he dicho con total sinceridad los años que llevo a cuestas, salvo error involuntario.  Además, cada vez que me lo preguntan siempre respondo mi edad, la que sea, añadiendo siempre la frase “y bien vividos y bien disfrutados” y es que es así.  Considero que he tenido y tengo una buena vida.  Cada año he aprendido nuevas cosas, algunas lecciones han sido más fáciles que otras y por lo tanto las etapas han fluido más fácil y otras no tanto, pero a la larga todas son lecciones de vida, experiencias que si se aprovechan bien nos vamos haciendo mejores personas.
Este año no será diferente a los anteriores, aunque mi sensación con la edad que cumplo no es la misma que en los últimos años.
No lo puedo explicar.  Siento que a lo largo de toda mi vida he pasado muchas cosas y como les decía líneas arriba, lo importante es aprovechar las experiencias que nos tocan vivir de la mejor manera posible para avanzar un poquitín en la vida y es lo que he intentado todos estos años.
Pero este año, lo estoy esperando con la misma ilusión de siempre, contando los días que quedan, planeando qué, con quiénes, cuándo, cómo, dónde, etc. etc.…  Sé que como todos los años empiezo a volver locos a los que tengo a mí alrededor, a los que estarán ese día y a los que no para ver cómo me pueden acompañar, y, es que me gusta celebrar mi cumpleaños.  Alguna vez me dijeron que el cumpleaños es como “el año nuevo personal”, es nuestro propio año nuevo, día para reflexionar lo pasado en el último año, hacer nuevos planteamientos, propósitos y celebrar por lo logrado y por las nuevas metas.  Así que fue que encontré la excusa perfecta para celebrar con más gusto mi día, mi cumpleaños.  Ahora que como “santa de pueblo”, si puedo empezar con las celebraciones días antes y terminar días después, tampoco pasa nada.  Hace muchos años, me pedía la semana completa de vacaciones del trabajo para estar tranquila y relajada y organizarme a mi ritmo.
Pero este año, en particular, he asumido que me hago mayor, pero de verdad.  Hace años que vengo justificando mis olvidos, distracciones y ya hasta por gracia diciendo “es que me hago mayor”, y aunque no deja de ser una verdad y como siempre dicen, la juventud se lleva en el alma y en mi alma soy muy joven.  Pero ese no es el problema.  En realidad, tampoco es un problema, creo yo que tiene que ver con una actitud hereditaria con relación a los años que cumplimos y sobre todo cuando llegamos a un número redondo.  Lo explico, desde que mi padre cumplió 32 años y durante los años  siguientes años, cada vez que le preguntabas por su edad, él siempre respondía “casi 40”.  Y así por los siguientes 7 años respondió eso, hasta que por fin, al octavo año, cumplió 40.  Yo he tardado menos o he sido un poco menos exagerada.  En pocos días cumpliré 38, estoy sólo a dos años de cumplir 40!  Es un número que pesa mucho, ¿no creen? 
A veces pienso que los 40 es como la mitad de la vida, porque aunque siempre decían que la mitad son los 50 años, en la realidad (y más aún como están las cosas) poco llegaremos a vivir 100 años, podría ser más probable llegar a unos 70-80 años.  En fin, si los 40 es la mitad de la vida según mi teoría, a estas alturas debería de tener algo más claras las cosas de mi vida, ¿no?  Está claro y sobre todo los que me conocen, que yo soy de “fácil agobiar”.  Entonces llegado a este punto, pienso que sólo me quedan dos años, sólo dos años para terminar de organizar mi vida.  ¡Por favor!  ¡Dos años no son nada!  Si ya han pasado 38 y aún no lo tengo claro. 
De pronto pienso, que esta teoría es sólo una teoría, no demostrada además, porque tampoco puedo decir con certeza que viviré hasta los 70-80 años.  Entonces igual no tengo de que agobiarme.  Simplemente seguir buscando cada día la felicidad, que sabemos que no es un destino, sino un camino, el propio camino de la búsqueda de la satisfacción, de la felicidad misma.
Seguir disfrutando la vida que tenemos.  Seguir calzándonos lo que nos toque cuando nos toque y celebrando todo lo que podamos celebrar, porque para eso nos pasan cosas buenas, para recargar energías y seguir teniendo ilusión y alegría para seguir adelante.
Ya falta poco para añadir una primavera más a mi vida.  Como otros años crearé y buscaré la felicidad para que sea especial y pasarlo genial.  ¿Cómo?  ¡Buena pregunta!  No lo tengo claro, para variar, pero lo que sí tengo claro es que será genial.