viernes, 31 de agosto de 2012

Un mail para compartir


¿Qué es lo que realmente necesitamos cada día para seguir adelante?  A veces estamos confundidos buscando y persiguiendo las cosas o situaciones que queremos para nosotros mismos y nuestras familias que pensamos son indispensables para un futuro mejor, pero no nos damos cuenta de lo que tenemos ahora, lo que vale y representa para nosotros y nuestras vidas.
Hace unos días y haciendo uso de las facilidades que nos ofrece la tecnología pude conversar con una muy buena amiga del colegio.  Tenemos pocas oportunidades de coincidir y poder conversar un poco de todo, cómo nos va, hijos, trabajo, en resumidas cuentas, de la vida.  Hablar con ella siempre es una recarga de energías por su practicidad para darle vuelta a las situaciones, por encontrar las soluciones y seguir adelante.  La vida no es fácil para nadie, y para ella tampoco, pero siempre tiene el tiempo, la disposición y una sonrisa cuando la necesitas, o para cualquier cosa.  Siempre está dispuesta a ayudarte y hacer lo que sea que esté en sus manos por hacerte la vida más fácil, aunque esas situaciones complicadas y duras.  Realmente una muy buena amiga, de esas que no hay muchas.
Hablamos muy poco tiempo porque a media conversación se cortó la conexión y no pudimos recuperarla más.  El sentimiento que me quedó fue confuso, de contrariedad, de querer seguir hablando con ella, pues me resultaba reconfortante aunque con su claridad algunas cosas me hacían pensar en lo que le iba contando.  De esas conversaciones reales y sinceras.
Al rato vi un mail de ella, que alegría y lo empecé a leer con calma, lo he releído un par de veces y todavía no se lo he respondido, porque me ha hecho pensar mucho en las cosas que son realmente importantes.
Y como le dice su jefe, empezó por partes y cucharadas, me hizo algunas preguntas claras y directas sobre los posibles motivos de mi preocupación, dinero, crisis, que ideas tenía de vivir en otro país.  Como me dijo, eran preguntas aparentemente tontas, pero realmente importantes para identificar si mi preocupación es real y vale la pena preocuparse.  Me hizo analizar las cosas que estaban en mi mano hacer para solucionar el problema, para terminar con mi preocupación.  Sus palabras fueron “¿Puedes hacer algo para que las cosas mejoren? ¿Tú puedes cambiar en algo ahora mismo esta situación?  ¿Sí? Pues haz lo que debas hacer.  ¿No?  Pues entonces focaliza tu atención en otras preocupaciones o agradece por lo que te está tocando vivir pues esto te hará más fuerte y podrás decir el día de mañana…”.  Me hizo ver que las etapas duras y difíciles de la vida sólo nos hacen más fuertes, siempre que las aprovechemos, demos lo mejor de nosotros mismos y nos mantengamos unidos.
Me habló de una palabra clásica pero que muchas veces no tomamos real valor a su significado e implicancia o efecto en nosotros mismos.  Esa palabra (y en mayúsculas) es ACTITUD.  Y es que es verdad.  Todo tiene que ver con la actitud con la que afrontemos cada día, cada situación, cada problema.  Yo soy la única que puede ver el vaso medio lleno o medio vacío de la situación.  Nadie más que yo puede ver las cosas de la mejor manera o de la otra.  Es que está en mis manos, en mi mente.
Me aconsejo que no me deje llevar por el pánico, ni por la psicosis colectiva, ni por la crisis, ni por cosas externas que me sólo me angustien.  Me dijo que debería aceptar sólo cosas positivas y eso significaba tener a mi lado a las personas correctas, no saturarme de telediarios y noticieros que sólo enferman mi salud mental.  Me recomendó evitar las situaciones que me produzcan miedo o dolor y yo añadiría además, preocupación.
Finalmente, me dijo, todo es mental.
Me hizo ver que no es fácil, porque somos así, siempre nos vamos preocupando por algo y luego nos sentimos mal, pero si finalmente nos preocupamos, que sea por algo que valga la pena tanto agotamiento mental y desgaste emocional.
Me hizo darme cuenta que tengo que tomar todo lo que me toca vivir con optimismo, pero con un optimismo real, desde mi espíritu.  Realmente tenía miedo a muchas cosas sobre el futuro inmediato porque las cosas no iban saliendo como yo realmente esperaba o me gustaría.  Pero mi lado racional me hacía pensar que esta etapa no podía ser eterna, como dice la frase “no hay mal que dure mil años, ni cuerpo que lo resista”, pero realmente tampoco ha sido tan malo.  Realmente y si veo el vaso medio lleno, ha sido un año no tan malo, con algunas dificultades pero más psicológicas o mentales que reales.
Me hizo recordar que no estoy sola, no estamos solos.  Me hizo revalorar la familia que tengo, que no podía desaprovechar el tiempo que tengo para mi familia con angustias y sufrimiento.  Esta es una forma de enseñar a los chicos como afrontar los problemas de la vida, juntos, unidos, con mentalidad positiva y luchando todos juntos.  Además, ellos son niños y no tienen que vivir angustias y menos de dinero, no tienen porque tener ese tipo de preocupaciones.  Tienen que ver lo mejor de la vida que le podemos ofrecer.
Mi hizo pensar y valorar lo que tengo y no pensar en lo que me falta.  Tengo una familia maravillosa.  Tengo que disfrutar con ellos el tiempo y todo lo bueno que tenemos.  Agradecer a Dios que tenemos salud, que tenemos fuerza para luchar cada día, los niños para reír y ser felices cada día, que no estamos solos porque siempre hay quienes nos cuidan desde el cielo y los que nos apoyan desde la tierra.
Gracias G.O.L. por tu mail, ha sido realmente renovador, me hiciste cambiar el switch y pensar en lo que realmente vale la pena, me hiciste ver que estaba perdiendo energía en las cosas que no puedo cambiar y no estaba disfrutando de lo que tengo hoy.
Durante estos últimos días y tendrá que ver también con el cambio de actitud, veo las cosas diferentes y como la buena energía atrae cosas buenas, pienso que por eso las cosas empiezan a cambiar y a mejorar.  Este nuevo mes es un nuevo inicio de una etapa para mi familia y seguro todo irá a mejor.