domingo, 11 de marzo de 2012

Estado depresivo

¿Qué es la depresión?  ¿Qué significa tener depresión?
Según Wikipedia, que todo lo sabe, es un trastorno del estado de ánimo, ya sea desde el punto de vista de la psicología o desde el punto de vista de la psiquiatría, pero siempre dentro del ámbito de la psicopatología.  Según el modelo médico, la psiquiatría la describe como un trastorno del estado de ánimo y su síntoma habitual es un estado de abatimiento e infelicidad que puede ser transitorio o permanente.
En términos más terrenales, a veces con más frecuencia que la que deberíamos usamos la expresión “estoy depre” cuando tenemos malos días o nos sentimos tristes o decaídos por algo.
Pero pienso que la depresión, como otras enfermedades, es un mal que nos pasa en un momento determinado, causado por diferentes factores internos y externos que en determinado momento de nuestra vida coinciden y desencadenan una sensación de tristeza y de infelicidad que va día a día autoalimentándose de este profundo dolor y cada día se ve todo más triste, más gris, más oscuro.
No hay una vacuna para prevenir esta enfermedad, que yo sepa.  No podemos prepararnos para saber cómo actuar o reaccionar si nos pasa.  Si nos llega el momento, unos lo expresamos de una manera y otros de otra.  La mayoría de personas coincidimos expresándolo con silencio, soledad, amargura y tristeza.
Lo más importante de todo es asumir, como cualquier enfermedad, que la tenemos.  Aceptar con consciencia que estamos enfermos y que requerimos un tratamiento curativo y dejarnos guiar por las personas que realmente nos pueden ayudar.  Así recuperaremos nuestra vida, nuestra alegría y la de nuestra familia porque está en nuestras manos.  El camino puede ser largo y hasta más largo de lo que quisiéramos y seguramente muy duro, tendremos que trabajar mucho y tener mucho autocontrol, pero es como todo en la vida, si queremos algo tenemos que esforzarnos muchísimo para lograrlo.  Las cosas buenas no caen así por así a nuestros pies.
No sé si podría enumerar las veces que me he sentido deprimida, nunca he ido a un médico para que me ayuden a superarlo, aunque tampoco han sido tantas veces, quizá un par.  Ahora entiendo que esas temporadas enferma las he superado con éxito.  Como todos, algunos días son buenos, otros no tanto, pero no puedo sentirme deprimida por las cosas buenas que tengo en mi vida y que ahora tengo la posibilidad de verlas y valorarlas.  Ahora repasando el pasado, entiendo que, como decía, fue en un determinado momento en el cual coincidieron determinadas cosas, problemas o pensamientos que me causaron una tristeza profunda, me hicieron caer en un hueco muy profundo, casi sin final.  Nunca en mi vida había llorado tanto por todo y por nada.  Era muy duro ver que nada tenía sentido y que no veía soluciones para superar esa sensación.  Era como estar en una cueva sin luz.  Pero también recuerdo que mi familia fue el apoyo más importante para mi recuperación, sentir su apoyo, su paciencia, fue lo que me hizo, en esos cortos momentos de lucidez, que tenemos durante la etapa de depresión, ver lo que de verdad tenía.  Pude ver y apreciar lo que de verdad valía la pena y por lo que tenía que luchar, por lo que tenía que recuperarme, recuperar a mi familia y disfrutarla.
Ahora sólo creo que sentirse deprimido es una enfermedad que tiene cura, pero que exige mucha de nuestra fuerza interior para superarla.  Hay momentos que parece que estamos curados, pero realmente todavía no y recaemos y pensamos que estamos en una espiral sin fin y nunca saldremos de ese estado.  Pero es parte del proceso de recuperación, porque aunque haya una recaída, la recuperación será rápida y seguiremos camino a la mejoría.
Pero es posible recuperarnos, tenemos que desearlo, seguir un tratamiento adecuado y sobre todo decidir que queremos curarnos, que queremos terminar esa etapa oscura y volver a recuperar nuestra propia felicidad.  No es imposible.  Tenemos que buscar y encontrar el origen.  En primeras podemos hacer una lista de cosas obvias o superficiales, fáciles de ver y creemos que esas son las causas, pero realmente hay mucho más atrás y lo sabemos.  Tenemos que revolver un poco en nuestra mente y corazón, buscar lo que realmente nos causa esa pena, insatisfacción, frustración o tristeza.  Aceptar las causas de nuestra enfermedad para poder trabajar en las soluciones y asumir que hay que cosas que ya no podemos repetir más para no enfermar otra vez.  Es como un diabético al que le dicen por primera vez que está enfermo.  Luego de recuperarse de esa noticia, sabe que entre otras cosas, hay determinados alimentos que no podrá comer nunca más para no enfermar más, pues es eso, lo mismo, habrán cosas y situaciones que tendremos que evitar para que no nos hagan daño.
Al tener las causas y problemas identificados, hay que dividir el problema en muchos, muchos mini-problemas para así coger uno a uno e ir buscando la solución a cada uno, es la forma más fácil de resolver un gran problema, que normalmente es la unión de muchos mini-problemas.  Pero claro, como todo tratamiento o intento de cura tenemos que hacerlo con la verdad, porque si mentimos no mentimos a nadie, nos mentimos a nosotros mismos y la curación necesitará más tiempo y esfuerzo.
Tomemos con firmeza la decisión de ser felices.  Bien dicen que la felicidad es la propia búsqueda de la felicidad, pero tenemos que recuperar esa sensación, las ganas y esa alegría por vivir, por tener nuevos planes, proyectos, ver el futuro iluminado, como un día de verano.  Aprovechemos el tiempo para hacer cosas positivas y saludables para nuestra alma, mente y cuerpo.  No demos vueltas en lo mismo siempre de una manera negativa, demos el grito más fuerte que podamos, sacudamos nuestro cuerpo lo más intenso que sea posible, decidamos que es el día de cambiar, de enrumbar nuestra vida y de ser felices.  No perdamos más tiempo, tomemos el toro por las astas y seamos felices.
Tenemos derecho a caer, pero tenemos la obligación de levantarnos y seguir adelante cada día por nosotros mismos.