miércoles, 11 de abril de 2012

Una tarde como hace años

¡Sí!  ¡Una tarde como hace 25 años o más!  Es increíble como tantos recuerdos han venido a mi mente, cuántos sentimientos.
Tuve la oportunidad de ir a comer a la casa de unos tíos que viven en Madrid.  Unos días antes me enteré que coincidía con la celebración de su 33º aniversario de matrimonio.  Estaban ellos y también sus cuatro hijos que ya son adultos y que viven en diferentes países.  El mayor con su esposa e hija y otra por venir y el segundo con la novia, meses previos a su matrimonio y los dos más pequeños.  Toda la familia reunida, todos juntos como yo no los veía hace muchísimos años.
Los veía a todos tan adultos (aunque son menores que yo), cada uno a su propio estilo particular, con sus familias, con sus ideas.  Me veía a mí misma, con mis casi 40 primaveras, veía a mis padres, a mi familia.  De pronto me  trasladé a momentos cuando yo tenía unos 7 años, cuando nuestros padres se reunían en nuestra casa o la de ellos y nosotros jugábamos juntos.  Recordaba, como antes, que los “mayores” estaban a su ritmo conversando de “sus cosas” mientras nosotros dábamos vueltas.  Y ahora se repetía, los más mayores conversando de sus cosas, y nosotros a otro lado conversando de lo nuestro.  Me daba pena sentir que faltaban mis hermanos con sus familias para poder una foto con la inscripción “como hace 30 años” o “30 años después”.  Hubiera sido bonito.
Cuantos lindos recuerdos.  Pudimos conversar como antes, aunque las conversaciones de antes no han tenido que ver con éstas, hablamos de tantas cosas, de trabajo, familia, hijos, experiencias, planes.  Hablar con ellos fue ideal, de esas conversaciones en la que no tienes que pensar tanto lo que uno dice, si no decirlo tal cual lo piensas, tal cual lo ves y ver que las ideas son similares.  Sentir que los sentimientos y deseos para el futuro son similares, con quienes te entiendes sin problemas, una conversación ligera y agradable.
Ellos son los hijos de los amigos de mis papás que son como primos.  Así los siento yo.  Desde siempre.  Son mis tíos, que les tengo un cariño especial.  Son los primos con los que he crecido, con los que he jugado tanto.  Eran los infaltables en todos los cumpleaños, reuniones, fines de semana.  Recuerdo mucho cuando el padre de ellos pasaba los sábados por mi casa y recogía a mi padre y a nosotros tres.   Íbamos en el Subaru, ellos delante con el aire acondicionado y nosotros 5 detrás (eran otros tiempos, sin cinturones ni asientos, ni nada de eso).  Claro que el aire acondicionado no nos llegaba y empezábamos a abrir las ventanas y los padres nos decían que si abríamos las ventanas el aire saldría del coche y el tiempo de estropearía y no podríamos bañarnos en la piscina.  Así que aguantando el calor, íbamos juntos y luego mientras los amigos jugaban al frontón, nosotros cinco, mis hermanos y los dos mayores jugábamos por los al rededores y luego según el día, bañarnos en la piscina, beber un refresco que si lo bebería ahora y cierro los ojos regreso a ese momento.  Los recuerdos son incontables, así como cuando tenía que estudiar alemán para el colegio y los amigos (mi papá y tío) practicaban entre ellos los diálogos y cada vez que se veían se decía “Peter. Ja! Ich komme auch mit” que de todos los diálogos era lo que les había quedado.
En el momento del brindis, ver a mis tíos y sus hijos, todos juntos y reunidos, sentí tanta alegría y emoción.  Realmente me emocioné.  Ver como todos habíamos crecido.  Ver como después de tantísimos años podíamos estar juntos otra vez, pero ya no en nuestras casas de niños, la vida nos había hecho cruzar a todos el Océano Atlántico y nos había reunido, una tarde abril para recordar tan bellos momentos.
Gracias familia por siempre ser parte de mi familia.  Les deseo muchos años más de matrimonio y seguir celebrando más aniversarios y que la familia siga creciendo y multiplicándose con tanto cariño y amor.