martes, 27 de diciembre de 2011

Propósitos para el nuevo año

Ya pasó Navidad y vamos recuperando nuestros estándares de sentimientos, quiero decir, dejamos de estar tan sensibles, tan reflexivos y volvemos a ser como siempre.
Ya ahora sólo pensamos que el 28 será el día de los Santos Inocentes, como se llama formalmente por aquí.  Yo hace mucho hice una broma de los inocentes y me regresó.  Les cuento, ese día mandé por mail diciendo que estaba embarazada y blah blah.  Mi plan era que al cabo de unas horas enviar un segundo mail con letras enormes poniendo “FELIZ DÍA DE LOS INOCENTES” y listo!  Según yo, la gran broma.  Pero lo que no calculé es que en estas fechas hay mucha gente de vacaciones y que leyeron el mail varios días después, que mi segundo mail casi no le hacían caso o no entendían de que iba porque como habían pasado lo días… En fin, un caos, para luego en un par de semanas más tener que decir que en realidad sí estaba embarazada, sólo que no lo sabía ni tenía idea que podría ser así y que la inocente, finalmente fui yo misma.  Así que ya ahora me cuido de las bromas que hago y considerando esa experiencia, intento, si realmente hago algo, que sea algo súper positivo, por si regresa, que regrese bien, ¿no creen?

Y después según va pasando la semana vamos afinando los planes porque falta menos para celebrar el año nuevo.  ¿Qué haremos?  ¿Cómo queremos terminar este año y empezar el nuevo año con la ilusión y esperanza que sea mejor que el año que termina?  Nos llenamos de una felicidad eufórica.  Queremos que los días pasen rápido para ir a alguna fiesta, reunirse con los amigos y dejar atrás todo lo malo del año que termina.
Pero de verdad ¿es tan malo el año que termina?  O simplemente vemos con tanta ilusión el nuevo año y pensamos que todos los problemas se solucionarán como por arte de magia, cumpliremos, como en ningún año anterior, los famosos “propósitos del año” que nos planteamos para ser mejores personas, alcanzar metas personales o laborales y tantas cosas más.
Igual yo siempre termino cada año pensando que el que termina ha sido un año muy duro.  Cada uno es duro en un aspecto de mi vida.  Es decir, como que cada año se me prende por algún tema que tengo que trabajar y madurar.  No es que para el año siguiente se arreglen o solucionen completamente los problemas, pero por lo menos he aprendido algo y puedo controlar mejor la situación o cambiar de estrategia para superarlo.
Este año que termina me ha enseñado mucho en el aspecto emocional.  Los primeros meses del año iban pasando tranquilos, con buenas vibras, a pesar que Jorge fue despedido de su trabajo a causa de la famosa crisis española.  Tuvimos que valorar y llegamos a pensar que era positivo, pensar que era una oportunidad para que se actualice, estudie y pueda aplicar a trabajos que no sólo sea dinero, si no también satisfacción personal, que es muy importante cuando tenemos que hacer algo tantas horas al día.
Pero para la mitad del año recibimos una noticia muy dura, la enfermedad de la madre de Jorge que nos sacudió mucho y tiró todo lo que podíamos haber pensado para ese año y tuvimos que, sobre la marcha replantear muchas cosas.  Ya saben que viajamos a Lima.  Pasamos unos buenos días con familia, amigos, aprovechamos de iniciar algunos trámites y gestiones pendientes.  Dios me dio la oportunidad de despedirme de mi abuelo que pocas semanas que regresamos falleció.
Van pasando los meses de tanta agitación emocional.  Nos enteramos de los nuevos bebés que nos acompañarán el próximo año y que siempre son una ilusión y alegría, recordar el milagro de la vida y lo (más) guapas que se ponen las mamás.
El año va terminando, las guapas madres están más guapas y más embarazadas, contando los días que faltan.  Tanto sobrino nuevo al caer me llena de ilusión.  Además la madre de Jorge va lidiando con la enfermedad y cada día, que esto es lento, va ganando pequeñas batallas, aunque sabemos que hay días duros y eso también es una tranquilidad.
Durante este año he conocido a mucha gente.  He tenido que hacer una limpia emocional.  Ver y analizar a las personas que son “mi gente” de verdad y mantenerla cerca para los días difíciles y recordarles que yo siempre estoy ahí para sus días difíciles.
Entonces, ¿este año ha sido realmente tan malo?  Pues ¡no!  Ahora tenemos nuevos planes, nuevos sueños.  ¿Propósitos?  Pues no sé, nunca he sido de “propósitos para el nuevo año”, salvo el año pasado que en estas fechas decidí que no pasara enero sin empezar con este blog.  Lo hice.  Me siento satisfecha porque lo logré.  En estos días pienso en algún nuevo proyecto para el 2012.  Algo racional y real que me pueda plantear y realmente esté preparada para cumplirlo.  Lo que sea será con esfuerzo, que en esta vida, nada nos cae del cielo, nada es gratis.  Aún me quedan días para definir mi “propósito del 2012” y algunos días más para empezar a ponerlo en marcha.
Entonces, ¿el nuevo año será tan bueno como lo imagino?  O en realidad ¿es mi deseo que este año termine y con él ciertas cosas para que el nuevo año, me sorprenda con algo nuevo que aprender y lo que este año me resultó ser “piedritas en el zapato”, el año próximo vea como todo, con esfuerzo se vaya desarrollando de la mejor manera?
Sí! Estoy segura que el 2012 será un mejor año.  Tendré un poco más de experiencia, las personas que están ahora a mi alrededor, están ahí porque yo significo algo en sus vidas, porque de alguna manera soy una de sus prioridades.  Y porque hay muchas personas que significan mucho para mi y son una prioridad en mi vida y me resulta importante tenerlas cerca.  Eso es algo que le debo a este año que termina.
Empezaré el nuevo año con mucha ilusión y el deseo de ser mejor persona.  Quiero celebrar el 31, sentirme alegre y feliz.  Brindar por el año que termina con todo lo bueno que me deja, por las lágrimas derramadas y las carcajadas hasta que me falte el aire.  Feliz por la familia que tengo a mi lado y con quieren podré compartir unos lindos días en el Pirineo.  Transmitir alegría e ilusión a los chicos y que sepan que por más difícil que se vea la situación en determinado momento, siempre, siempre tenemos que tener FE y creer que todo siempre será mejor.
Sigamos contando los pocos días que nos quedan, hagamos repaso del año que se va y los propósitos para el nuevo año, que siempre es bueno tener nuevas metas en nuestras vidas para recordarnos que seguimos vivos y con sueños y proyectos, que sacar adelante.
Ser felices, disfrutar de cada día y pasarlo muy bien.
Feliz 2012!!!! Recibirlo de la mejor manera posible para ser felices y esa sensación la recordemos durante todo el año, sobre todo en los días difíciles.
FELIZ 2012!!!

jueves, 22 de diciembre de 2011

Tiempo de Navidad

Van pasando los días y sigo sin poder elegir la foto ni la  frase para nuestro saludo de Navidad.  Pero ¿Por qué este año se hace tan difícil?
Hoy por la mañana en el camino al trabajo iba escuchando la radio y hablan del stress navideño, las reuniones familiares y tantas cosas alrededor de lo que es en sí la propia festividad.  Básicamente hablaban en general, de las cenas con colegas del trabajo, reunión de amigos.  Es gracioso que tienes tus amigos todos los días del año, pero los últimos días de diciembre quieres verte con todos, reunirte, salir a comer o de copas como si no hubiera un mañana, como si no hubiera otra oportunidad después de la Navidad para poder reunirte y pasarla bien.
Luego comentaban también sobre la cena de Noche Buena y la comida de Navidad y decían un poco en tono de broma “hay dos formas de pasar la Navidad… bien o en familia”.  Comentaban sobre las reuniones familiares en las que compartes la mesa con personas, a veces extrañas, a las que sólo las ves un par de veces al año o quizá con otras personas con las que no te lleves bien y claro decían que considerando los momentos de cada uno, más el stress propio de esos días, no faltan las discusiones y los malos ratos.  Entonces esas grandes reuniones familiares en algunos casos se convierte en una película de terror o suspenso.
Son tantas cosas que influyen en que la Navidad sea una fiesta de alegría.  Podríamos decir que es una presión social o psicológica que nos empuja a ser felices sí o sí a pesar de las preocupaciones del día a día, del stress que nos causa planificar estos días, las compras, los preparativos, tanto, tanto por hacer, tantos deseos por cumplir y a la vez, tanta frustración cuando no podemos conseguir lo que queremos.  Es cierto que muchas veces la frustración es causada principalmente por un tema económico, lo que no podemos tener, hacer.
Además se suma que estamos más sensibles y recordamos de una manera especial a nuestros familiares y amigos que se nos han adelantado y ya no están con nosotros.  Recordamos momentos, escenas, personas, deseamos algún milagro de Navidad y poder compartir con ellos una vez más la noche de Navidad.
Tantas circunstancias para que estos días sean especialmente complicados, pero a la vez, tantas otras cosas para recordar que estamos aquí, que estamos vivos, que no estamos solos, aunque son sintamos un poco de soledad, tenemos muchas personas que están con nosotros.  Nunca olvidaré la Navidad del 2006 en España.  En realidad era nuestra segunda Navidad acá, la primera el año anterior habíamos llegado unas semanas antes.  Pero para el siguiente año ya trabajábamos y conocíamos más gente.  Fue emocionante que para el día 25 tuvimos un par de invitaciones a casa de compañeros para compartir con ellos un poco de su Navidad.
Tenemos que agradecer también por lo que nos cuidan desde el cielo, agradecer que tenemos salud y que nuestras familias están unidas.  Tantas cosas que agradecer y que nos recuerda que podemos ser feliz.
Pasaremos las fiestas de Navidad de la mejor manera.  Recordar que la Navidad es recordar el nacimiento de Jesús, pero bueno si tienes alguna otra creencia, siempre hay tantas cosas que recordar, que celebrar.  Y como decían en la radio hoy por la mañana, puedes pasarla bien o en familia… aunque yo pienso que estos días los pasaremos bien de todas maneras porque simplemente queremos pasarla bien.  Disfrutar de las personas a las que tenemos cerca, de la familia, de los amigos, que muchas veces son tan especiales que son ya nuestra familia.
Agradeceremos por los bebés que están por llegar a nuestras familias, que nos harán más felices a todos y compartiremos esos buenos momentos, de cerca o a la distancia, pero nuestros corazones estarán unidos compartiendo la felicidad.

Estoy segura que voy a pasar la Navidad muy bien, con mucha ilusión viendo la cara de felicidad de mis hijos, porque ya dicen que la Navidad es de y para los niños, además compartiendo con mi familia y algunos buenos amigos.  Sé que también pensaré en lo que no he podido conseguir, pero intentaré valorar más lo que realmente tengo, que finalmente es lo que vale.  Tendré presente a mis hermanos, cuñadas, sobrinos y a toda mi familia, a mis familias políticas que están al otro lado del charco y a mis amigos que están por todo el mundo.  A todos deseo que sean sumamente felices.
También recordaré a los que ya partieron y desde el cielo me cuidan y acompañan.

Les deseo una feliz Navidad y todo lo mejor para el 2012.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Época de Generosidad

En esta época del año, en la que la palabra “generosidad” o “compartir” se repite hasta el cansancio, estaba pensando de qué manera se mide la generosidad de las personas y ese deseo de compartir que en muchos casos dura unas pocas semanas en el año.
Según Wikipedia, la generosidad del ser humano es el hábito de dar y entender a los demás. Comparado a menudo con la caridad como virtud, la generosidad se acepta extensamente en sociedad como un hábito deseable.
¿Se mida la generosidad sólo en el desprendimiento material?  Yo pienso que no debería de ser así.  O no sólo así.  Según mi opinión, es tan importante desprenderse de cosas materiales como desprenderse de cosas que no se pueden valorar, lo que no se pueden tocar, que simplemente no tienen precio.  Son otras “cosas” que sólo las puedes sentir, vivir, disfrutar como una agradable brisa en la frente. Las personas también podemos ser generosas cuando comparte su tiempo con calidad, dar un abrazo en el momento exacto, ser la palabra de apoyo o simplemente el silencio que acompaña.
Por otro lado, en mi casa siempre he escuchado una frase con la que he crecido, “caridad empieza por casa”.  Es algo así como, no puedes preocuparte y desvivirte por cubrir las necesidades de otras personas, cuando tus propias necesidades no están cubiertas o las de tu propia casa.  Sé que puede sonar egoísta o individualista, pero si analizamos la frase un poco es cierto.  Si no estamos en condiciones de ayudarnos a nosotros mismos, de cubrir nuestras propias necesidades entonces que podemos dar al resto?
Muchas veces no somos conscientes de eso o tenemos una escala de prioridades en la que nos resulta más importante ser generosos con terceras personas, y no nos damos cuenta que nosotros mismos o en nuestro entorno más cercano existen las mismas necesidades.
Soy consciente que cada persona tiene unos valores y prioridades en la vida y que mientras no sea robar o matar gente (entre otras cosas horribles) pues es totalmente válido como estilo de vida.  Pero también tenemos que reconocer que muchas veces estamos más preocupados en que nos vean como “buenas personas”, que otros nos admiren, pero luego cuando llegamos a casa, que vemos?  Qué encontramos?  Repito, no se trata sólo de generosidad dando cosas materiales, se trata también de compartir nuestro tiempo, tiempo de calidad, de dar nuestra mejor cara, para nosotros mismos al vernos en el espejo y a los nuestros.
Aprovechemos esta época de generosidad, no olvidemos escribir unas líneas a esa persona que necesita una muestra de cariño, hagamos esa visita que venimos posponiendo desde hace tiempo, hagamos alguna llamada.  Demostremos el cariño que sentimos por los nuestros, pero sobre todo pongámonos frente al espejo y veamos lo que se refleja y pensemos que es lo que realmente queremos reflejar, miremos en casa que podemos hacer para cada día ser mejor y estar más felices.  Disfrutemos este tiempo previo a la Navidad siendo felices y compartiendo con todos nuestra felicidad.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Ya estoy en paz

¡Sí! Finalmente estoy en paz.  He sentido paz interior, pero no esa “paz” como para decir, descansar en paz o morirme.  No, no, no, esa “paz” no, yo todavía tengo muchas cosas pendientes por hacer en esta vida.  Aún no termino mi misión, así que todavía tengo para rato.
Ya estoy en paz con mi mente, con mi alma y sobre todo con mis recuerdos y mi pasado, me ha costado muchos años, pero lo he logrado.
Se me hace difícil expresar claramente lo que siento estos días, pero sólo puedo decir que es paz, tranquilidad, como haberme quitado una mochila muy pesada.
Siento paz porque he aceptado una compañía espiritual y he cerrado ese capítulo.
Tengo un concepto muy personal y especial sobre la vida, la muerte y la vida después de la muerte y a pesar de mis creencias religiosas y en búsqueda mi paz interior, empecé a creer y aferrarme a algunas teorías diferentes de asumir la vida y la muerte.
Ahora pienso que algunas personas que se nos adelantan, su alma se queda con nosotros para cuidarnos y guiarnos, quizá tienen la necesidad de despedirse y cerrar y un círculo o simplemente acompañar y cuidar a alguna de su entorno.  Me costó asumir que eso era así, finalmente al principio era una discusión interna entre lo aprendido y lo necesario.
Ahora creo que no siempre nos quedamos solos, a pesar tan fuerte que sentimos.  Siempre tenemos un ángel de la guarda que nos cuida y nos acompaña.  Quiero creer que yo tengo uno, sé que siempre he tenido uno, sólo que ahora lo siento diferente., sé que desde hace muchos años está en casa, cuidándonos, sobre todo a Alberto y a toda la familia.  De vez en cuando, cuando me empiezo a olvidar de su “presencia”, me lo recuerda con pequeñas cosas, para que en los momentos que estoy más preocupada o angustiada sepa que no estoy sola.  Son pequeñas señales para recordar que sigue por acá velando por nosotros.
Ya he aceptado tu compañía con paz y alegría, acepto tu forma de ser y tu manera de llevar tu vida y tu salud, sé que ahora nos cuidas y velas por nosotros.  Cuídanos y líbranos siempre de peligros!
Nosotros te tenemos siempre presente y voy intentando transmitir tu recuerdo.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Un día como hoy…

Pues sí, un día como hace seis años empezó una nueva etapa en mi vida.  En el año 2005 pasaron muchas cosas que lo hicieron que sea especial, diferente, un año de cambios.  Ese año decidimos, Jorge y yo casarnos y lo hicimos, pero pocas semanas antes mi Papapa Dante se nos adelantó y su alma se reunió, finalmente con su mamá, familia y amigos, pero sobre todo con mi Mamama Iris y ya lo último fue venir a vivir a España.  Un día como hoy, el 26 de Noviembre del 2005 me subí al avión con Alberto, cargados con las maletas llenas de cosas que pensábamos podríamos necesitar, lo que teníamos, recuerdos que queríamos tener cerca.  ¡Tantas cosas!  Tan poco espacio.  Tantos sentimientos que ahora, después de seis años percibo diferente.
Mis maletas, además de cosas materiales venían cargadas de ilusiones, temores, ideas, sueños.  Alberto y yo llegamos a Madrid.  Ahí nos esperaban mi hermano “Motas” y la tía Rosi, infaltable.  Conversamos un poco en el aeropuerto, sólo recuerdo la adrenalina!  Nos subimos al coche que le habían prestado a Motas, escuchamos las indicaciones de la tía Rosi para salir del aeropuerto y coger el camino a Zaragoza y empezamos el camino. ¡A Zaragoza!  Antes, en el año 1993, yo había estado una vez en Zaragoza con mi mami, sólo por unas horas y de compras.  Mis recuerdos sobre la ciudad sólo eran de la Virgen del Pilar y su plaza.  Pero ahora era momento de descubrir otro lado de la ciudad, ahora tenía que convertir Zaragoza en MI ciudad, para mí y mi familia.
Tomamos camino hacia Zaragoza o eso era lo que planeamos.  Pero claro al no tener una idea clara del camino y del rumbo a seguir fue difícil saber qué salida de Madrid había que tomar.  Llamamos a la tía Rosi cuando ya estábamos completamente perdidos y nos ayudó a salir.  Fue muy divertido.  No recuerdo cuanto duró el trayecto de Madrid hacia Zaragoza, pero ahora que conozco el camino y sin contar el tiempo que dimos vueltas me imagino que fueron unas cuatro horas.  Todo el camino le vine contando cómo había dejado a la familia y a Lima y los planes para el futuro.  El plan más inmediato era conseguir el certificado de empadronamiento para mandarlo a Lima para que Jorge pueda tramitar el visado en el Consulado Español en Lima. 
Al día siguiente, pronto por la mañana Motas nos despertó para que salgamos a buscar los papeles.  A la primera no pudimos tener el empadronamiento, pero ya al día siguiente sí y luego nos fuimos a la Seguridad Social y terminar todos los trámites necesarios.  Cuando ya teníamos los papeles listos, pensamos que la forma más rápida y segura de enviar los documentos a Lima era por DHL.  Vinieron a recoger los papeles y nos ofrecieron que máximo en 3-4 días los papeles estarían en Lima.  Perfecto!  La idea es que Jorge pueda llegar a España para pasar la Navidad juntos.
Para variar mi suerte con los trámites y gestiones, entre el fin de semana, el puente de la Constitución y el puente de la Inmaculada y que se “traspapeló” el sobre en Madrid los papeles tardaron casi 10 días, pero llegaron. 
Los primeros días, antes que Jorge llegara se hacían muy largos.  Logré conseguir colegio para Alberto y crear una nueva rutina.  Hacía muchos años que no estaba en casa sin trabajo, así que realmente me tenía que reinventar.  Era casi invierno y el frío tan frío y que se haga de noche tan pronto, hacia que los días se hagan muy cortos, pero las noches muy largas.  Disfrutaba de lo desconocido, veía que todo era tan diferente.  Deseaba que Jorge pueda hacer los trámites lo más pronto posibles y que  llegara.  Mientras iban pasando los días esperaba los papeles Jorge para poder tramitar el visado, luego le dieron el visado y pudo viajar sin problemas.
Recuerdo que Alberto hablaba con ilusión imaginando una “blanca Navidad”.  En Perú la Navidad es verano.  Ya nos habían dicho que en Zaragoza no nevaba.  Pero ese 24 de Diciembre fue increíble.  Una capa blanca cubría toda la ciudad.  ¡Qué alegría las vistas que teníamos desde nuestro balcón!  Fue suficiente para dar ese toque especial que necesitábamos la primera Navidad lejos de la familia, pero en realidad en familia.
Han pasado tantas cosas durante estos 6 años.  Tantas cosas que hemos ido aprendiendo, costumbres a las que nos hemos tenido que adaptar, aunque algunas otras costumbres que mantenemos.  Ahora mismo somos extranjeros en España y en Perú, aunque nos sentimos integrados a la sociedad.  Además de las buenas personas que hemos conocido y que han hecho que la vida por aquí sea más fácil.  Tenemos muy buenos amigos, que algunos son ya parte de nuestra familia.
Durante estos años hemos vivido muchas anécdotas, además de aprender y entender muchas cosas.  Muchas de estas anécdotas están relacionadas con el idioma.  Sí, sí! El idioma.  Aunque, tanto en Perú como aquí se hable castellano, la forma de hablar, expresiones son tan diferentes muchas veces.  Tan diferentes que a veces parece que es otro idioma.  Ahora, y en tono de broma, decimos que hablamos dos idiomas “peruano” y “español de España”.  En un momento Alberto tomó la responsabilidad de ser nuestro traductor e intérprete con otras personas, sobre todo con sus compañeros del colegio y sus padres, para que nos puedan entender sin problemas.  Era muy gracioso tenerlo al lado cada vez y que él vaya haciendo traducción simultánea de las conversaciones.
Gracias España por estos seis años de mi vida.  He aprendido muchas cosas, he conocido muchas ciudades y pueblos.  He conocido a muy buenas personas, algunas que aún siguen a mi lado, he aprendido a ser más tolerante.  He madurado y crecido como persona.  He aprendido a valorar a las personas por lo que realmente son.  Darme cuenta de lo que es importante en la vida y la importancia real de nuestra familia, de mantenerse unida y luego al estar lejos, valorar también a la familia y a los amigos de verdad.
Ya pasaron seis años y casi sin darse cuenta, con muchas alegrías y tristezas, con muchas pruebas y experiencias que sólo enriquecen nuestra vida.  Seguiremos avanzando esperando que cada día sea mejor que el anterior.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Es lo que toca!

Está claro que los hijos nos cambian la vida.  Ya lo sabemos de memoria.  Y que hay hijos que nos permiten seguir, a pesar de los cambios que exige, con nuestra rutina, más o menos como siempre, pero hay otros hijos que llenan la casa de energía y todo cambia, dejas de ser quien eras y pasas a ser la guardiana de esa pequeña criatura llena de energía.

En la publicación anterior, les conté que el último fin de semana de octubre nos fuimos de paseo, a un lugar muy lindo y tranquilo.  Mientras estábamos en la recepción, había una chica que también esperaba, antes que yo, a ser atendida.
Cuando le tocó, se presentó y dio sus datos para que puedan encontrar rápido su reserva y mientras la persona que atendía buscaba, la chica dice “hace muchos años, cuando era soltera, vine un par de veces para hacer caminatas, escalar…”.  La persona que atendía le dice: “Sí, en  el 2001, viniste por última vez en el 2001”.
A esta chica le cambió la cara dijo, como me ha cambiado la vida.  Antes venía en plan soltera, a hacer de todo, excursiones, salidas, pasarla bien y ahora vengo con mi marido, hijo y perro! Cómo me ha cambiado la vida desde el 2001 a esta fecha, lo que tengo ahora.  Estoy feliz ahora, pero espero que mi hijo crezca pronto para poder hacer algo de lo que hacía antes, pero hoy por hoy, esto es lo que toca.
Me quedé, claramente, con esa frase en la cabeza.  ¡ES LO QUE TOCA!  Es lo que pasa cuando decidimos formar una familia, tener hijos y seguir creciendo y madurando.  Dejamos de hacer muchas cosas que antes hacíamos.  No es que nos estemos arrepentidos de hacerlo, no!  Es más, muchas veces ni cuenta nos damos que hemos dejado de hacer cosas de “solteros”, simplemente las hemos dejado de hacer de una manera natural, un cambio natural de prioridades en la vida, pero cuando de pronto nos quedamos quietos y miramos hacia atrás, igual con un poco de nostalgia, es cuando nos damos cuenta de todo lo que ya se no se puede hacer más.
Es lo que toca, ahora me toca ser madre, esposa, sigo siendo, como cuando soltera, mujer trabajadora, eso no me lo quita nadie.  Pero han cambiando tantas cosas en mi vida.  Extraño algunas, igual por sólo querer poder volver a hacerlas, sentarme en la orilla de la playa en silencio, leyendo un libro y mojándome los pies con la orilla, sólo escuchando el ruido del mar.  En cambio ahora tengo todo un “chiringuito” montado en la playa (recordando la última vez que fuimos) y aunque ya no llevo un libro, llevo una revista de chismes, con la esperanza de poder leer un poco o simplemente ojear algo.  El silencio de la playa y el ruido del mar, se ha reemplazado por un “mira mami” ó un “cuidado con la ola”.  Pero es que esto tampoco lo cambiaría por nada del mundo.
Es lo que toca, cambiar de actividades tranquilas y relajadas los fines de semana, cuando sólo te apetece quedarte en pijama viendo televisión y mal comiendo.  Lo que toca es cambiarse, ver algo de comer, en condiciones, y luego salir, dar una vuelta, aunque sea a la manzana para que nuestro hijo descargue un poco toda su alegría y energía.
¡Es lo que toca! Nos toca madurar, ser conscientes que ya no somos YO, que somos nosotros, que todo lo que hacemos tiene una consecuencia rápida y directa.  Somos un ejemplo y toca ser el mejor ejemplo posible para nuestros hijos.
Ya vendrán otros tiempos, otras etapas, aunque nunca dejaremos de ser padres de nuestros eternos bebes, ya nos tocará hacer otras cosas.  Ahora mismo no tengo claro que quisiera hacer cuando ya no me toque ser tanto madre full time, sí que me gustaría lograr algo más formal con esto de escribir, pero la vida da tantas vueltas que falta demasiado tiempo para llegar a esa nueva etapa de mi vida.
Ahora, lo que toca es ser feliz, disfrutar de mi familia, de mi hijos, de la particular forma de ser que tiene cada uno, agradecer a Dios por la vida que tengo, de las alegrías, tristezas, los buenos momentos y los que nos son tan buenos, de cada cosa, de cada día, de cada sonrisa, beso y abrazo de mis hijos que son los que me transmiten su energía para cada día seguir adelante pensando que será un buen día y cada día mejor que ayer!
ES LO QUE TOCA ¡SER FELIZ!

domingo, 6 de noviembre de 2011

Nuestro fin de semana familiar

Durante el puente de “Todos los Santos” nos escapamos.  Personalmente necesitaba unos días para cambiar de aires, romper la rutina y disfrutar de mi familia, ver a los chicos y pasarla bien.
Estuvimos viendo y analizando muchas alternativas, viendo tarifas, distancias, tiempos de viaje, el tiempo y todo para intentar elegir lo mejor.
Una semana antes reservamos un bungalow en Morillo de Tou.  Ya me habían hablado de ese lugar, allá por el año 2006, cuando llegamos a España.  Me lo describieron como un pueblo en el Pirineo Aragonés “que está muy bien”, que en los años sesenta fue abandonado por sus pobladores tras la crecida del embalse de Mediano que está muy cerca y por el año 1985 los simpatizantes y afiliados sindicales de CC.OO. de Aragón se plantearon su recuperación y lo convirtieron en una “ciudad de vacaciones”.
El sábado salimos hacia media mañana y mientras pasamos a despedirnos de la Mamama Iris, nos acordamos que nos habíamos olvidado de los pañales para las noches, sal, pimienta y aceite para cocinar y algunas cosillas de esas importantes, pero que ya no te explicas porque las olvidaste.
Ya nos habían adelantado que aunque tienen supermercado, en esta temporada está cerrado  y que el pueblo más cercano como para comprar alguna cosa que necesitemos es Ainsa y estaba a unos 10 minutos, así que era mejor prevenir y no tener ninguna urgencia u olvido.
Salimos tranquilamente con dirección a Huesca y luego tomamos dirección Barbastro y de ahí rumbo Ainsa - Bielsa – Francia.
En alguna parte del camino recordamos que el neceser con los cuatro cepillos de dientes y la pasta de dientes se habían quedado preparados en el baño  Urgente! Buscar donde comprar unos cepillos y pasta.  Seguimos camino, paramos en alguna gasolinera y nada.  Así que bueno, no había stress tampoco, no podía ser imposible conseguir 4 cepillos de dientes, no?

Ese camino ya lo habíamos hecho dos veces antes hace unos cuatro años y esta vez repetimos, otra vez por error entramos a Barbastro en lugar de seguir de largo.  Un pueblo muy lindo, con mucha gente cruzando por los pasos de peatones que nos obligaba a ir muy lento, pero nos sirvió para encontrar donde aparcar y comprar los cepillos.  Así que problema resuelto.
Seguimos camino y ya los últimos kilómetros estábamos muy atentos a las señales.  Ya no faltaba nada, estábamos a punto de llegar.  El camino, en realidad no es muy largo, en total poco más de dos horas y finalmente las señales empezaron a aparecer: bajar la velocidad, pegarse a la derecha, girar y entrar.  ¡Hemos llegado!


Estábamos los cuatro en el coche, en silencio mientras nos íbamos acercando a la entrada, intentábamos ver y entender todo.  Todas las construcciones eran de piedra y madera, casi como lo habíamos imaginado.
Entramos y buscamos donde aparar para poder ir a la recepción, registrarnos y nos entreguen la llave de nuestro bungalow.  ¿Dónde será? ¿Cómo será?  Tantas preguntas mientras esperábamos en la recepción.  Veíamos las caras de las demás personas que esperaban, seguro que nuestras caras eran parecidas, una combinación de ilusión, impaciencia, curiosidad y ganas de llegar.  Por fin nos toca a nosotros! Llenamos el formulario, explicación, recomendaciones y las llaves.  Cuando vi el llavero no lo podía creer, nos tocó el bungalow nº 13.  Ahora se preguntarán ¿Qué hay con el 13?  Es muy fácil de explicar y brevemente se los contaré.
En la familia de Alberto, siempre, desde que los conozco, consideran que el nº 13 representa al abuelo, a quien tuve la suerte de conocer.  Entonces, en muchos momentos importantes, de alguna manera el 13 aparece y ellos entienden que el abuelo los acompaña y está con ellos.  Pues bueno, siempre escuché estas historias, no diré con incredulidad, porque yo creo en estas cosas, pero a mí no me pasaba.  Pero desde que Alberto falleció, el nº 13 también “se me aparece” en momentos importantes y siempre con cosas positivas.  Por ejemplo, si sumo los dígitos del cumpleaños de Alberto, mi hijo, suma 13 (3+8+2+0+0+0=13), la matrícula de nuestro coche es 0067 XXX (0+0+6+7=13) y bueno muchas otras cosas más.  
En ese momento sentí una tranquilidad enorme.  Entendí que habíamos tomado una buena decisión al tomarnos unos días sólo para nosotros cuatro, a pesar del gasto, de todas las dudas que podíamos tener, entendí que valía la pena, era lo correcto, lo mejor para cada uno de nosotros y para nosotros como familia.
Además estaba segura que no estaba sola, que desde el cielo nos estaban cuidando y que todo saldría bien, sólo teníamos que disfrutar.
Llegamos a la zona de los bungalows, perfecto, aparcamos al lado y a descargar y desempacar mientras los chicos iban haciendo reconocimiento de territorio y haciendo amigos nuevos.
 


Salimos, mapa en mano para conocer un poco nuestro pueblo por ese fin de semana, donde se realizarían las actividades de halloween y dar una vuelta.
Alberto estaba desesperado porque había un taller para decorar calabazas de halloween.  No sólo por qué haría o cómo le quedaría, también estaba pendiente de qué hacer y cómo aprovechar la calabaza.  Había estado revisando recetas por internet para saber que hacer.  ¡Que stress!
Finalmente llegó la hora del taller, las calabazas quedaron excelentes y nos llevamos toda su “carne” y finalmente cenamos crema de calabaza.  Para ser la primera vez, salió muy bien.


Luego seguimos paseando, los chicos fueron a otro taller para decorar la sala donde se va a realizar la fiesta de disfraces del 31 y a casita a cenar y dormir.

Al día siguiente nos fuimos de excursión a Tella con más gente “del pueblo”.  Iríamos al Museo de Brujas y una excursión para visitar las 3 ermitas.  Nos dijeron que podríamos ir tranquilamente con Aitana, que era de nivel “fácil”.  Así que iniciamos el camino.  Todos íbamos andando por la montaña.  El guía nos iba explicando y comentando todo lo que veíamos alrededor.  Pero las vistas eran tan increíblemente bellas que casi no te podías concentrar, nuestros ojos no podían mirar todo lo que la naturaleza y la vida nos estaban ofreciendo en esos momentos.
Aitana no duró mucho tiempo andando, además que nos íbamos retrasando, así que dejó de andar y cual santa de pueblo ya iba sentada en los hombros de Jorge.  Mientras papá iba cansando cargando a Aitana, ella muy cómoda le dice “papi, ya estoy cansada”.  Llegamos a la primera ermita, luego hacia la segunda, pero el camino se volvió más duro, por lo menos para mí y para llegar a la segunda ermita había que subir y ya no podía más.  Me quedé esperando que Jorge y Alberto la visiten, mientras Aitana y yo nos tumbamos a descansar mirando el cielo y disfrutando de las vistas.  Luego a la tercera ermita y bajar de regreso a Tella para visitar el Museo de las Brujas, mirar una vez más el pueblo, el paisaje, las vistas y regresar a Morillo de Tou para comer, que ya teníamos hambre.


Luego de comer, nos fuimos por el puente colgante que está sobre la carretera hacia el mirador y ver el embalse que estaba seco, una pena!  Pero pudimos disfrutar de los colores propios del otoño.  Reflexionamos que luego de casi 6 años viviendo en España, era la primera vez que teníamos un “contacto” real con el otoño, antes siempre en la ciudad, pero nunca desde la propia naturaleza, viendo tantos árboles, con esos colores tan lindos, mis ojos no alcanzaban a ver tanto.


Ya oscureció, paseamos un poco más, los chicos a los juegos y de regreso a casa.
Al día siguiente, ya era el 31, nos fuimos a Ainsa.  Hace unos años ya habíamos ido a Aínsa y aunque hicimos una vuelta rápida y por la noche, no me había olvidado de su especial encanto y era necesario regresar.  No decepcionó.  Ainsa vale la pena una y otra vez.  Después de caminar por sus dos calles del casco histórico, mirando cada detalle, cada puerta, cada balcón, subimos a la torre de su Iglesia, al campanario.  Todo esto hay que vivirlo.
Ya en nuestro bungalow otra vez, comimos y descansamos un poco porque era la noche de halloween.  Alberto estaba ansioso con la castañada popular, ver las calabazas decorando la entrada a la fiesta, el disfraz, ir por todo el pueblo haciendo “truco o trato” y conseguir la mayor cantidad de caramelos y luego la fiesta.  Sería una larga noche.
Nada tuvo desperdicio, la castañada salió súper bien, ante una hoguera esperando las brazas, esperando las castañas, los chicos con los nuevos amigos y nosotros hipnotizados con el fuego, con su calor, con su color.
Ya en casa, nos tocó la puerta el amigo de Alberto, disfrazado y listo para pedir caramelos, era la señal que Alberto esperaba.  Salió corriendo, sin mirar atrás.  Rápidamente pusimos el disfraz a Aitana para que puedan salir juntos, y logró alcanzar a Alberto que ya llevaba un par de bungalows de ventaja.  De ahí en adelante, siempre juntos y de la mano.  Luego de la zona de bungalows, nos fuimos por los unifamiliares y luego la zona de camping.  Casi podríamos decir que pasamos por todo el pueblo.
No sé como expresar lo que sentía al ver a Alberto y Aitana caminando unos pasos delante de mí, siempre de la mano.  Alberto, con un amor y paciencia infinita le iba explicando a Aitana de que se trataba todo y la iba ayudando en cada paso.  Aitana sólo lo miraba sin entender lo que realmente pasaba.  Sólo veía que en cada puerta que tocaban Alberto decía “truco o trato” y tenían que abrir sus bolsas y las personas les daban dulces y caramelos o lo que tenían rápidamente a mano.

Sólo un momento pararon mientras esperaban a una amiguita de Aitana, para ver si seguían la ruta juntos.  Pero no se tardaba mucho y entonces Aitana le dice “Tato (=hermano) vamos y tú haces truco trato, vale?”  Espabilada ella, arreando al hermano para llenar su bolsa.
En esos momentos di gracias a Dios por mis hijos, por mi familia, por la vida que tengo, por cada detalle, por su grandeza y porque me ha dado la posibilidad de poder ver su grandeza y recordar que con pequeñas cosas podemos ser extremadamente felices.


Luego de llenar cada uno su bolsa de caramelos, nos fuimos a la fiesta.  Aitana llegó tímida, siempre de la mano, pero según iba escuchando la música, su cuerpo empezaba a moverse, con un ritmo especial, con una personalidad admirable.  Según iban pasando los minutos, se iba soltando, se iba alejando de mí, terminado en el centro del salón bailando segura y disfrutando de la fiesta.
Luego con Jorge sólo la mirábamos en silencio, pienso que cada uno, imaginando el futuro que nos espera con ella y admirando su seguridad en ella misma.  Pasamos los últimos minutos en la fiesta, con Alberto que de tanta castaña no se sentía muy bien.  Aitana nos marcó la hora de partir a casa, para dormir y al día siguiente, luego de desayunar, empacar nuestras cosas y no olvidar ningún momento vivido, llevarlo muy presente, recordar los mejores momentos y regresar a casa totalmente recargados, con nuevas expectativas, haciendo planes para regresar y retomar la rutina, pero con otro aire.

Ya el viernes anterior a partir, Jorge, muy previsor, empezó a cargar el coche, comida, ropa, juguetes y lo que podría dormir ya en el coche desde la noche anterior para ganar tiempo al día siguiente.  Uno siempre se queda con la sensación si será mucho o poco, si llevas lo necesario o si te faltará alguna cosa o te sobrarán otras.  En fin, el coche no se queja si lleva algo de más.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Y ahora, ¿sobre qué…?

Hace un tiempo, alguien me dijo que debería escribir sobre cosas más amenas, más mundanas, igual si fuesen menos filosóficas y más de actualidad.  Me sugirió quizá algo del día a día, de política o de cualquier cosa.
Me quedé con ese gusanillo dentro, entonces pensaba ¿Y ahora qué?, ¿Sobre qué debería de escribir ahora?  Pensando que igual, mis temas podrían resultar, como dicen por acá, algo “cansinos”.
Quisiera lograr un blog ameno, que no se aburran al leerme o de seguirme, al contrario que se enganchen y esperen una nueva publicación, que no es otra cosa que un poco de mi y mi vida.  No puedo negar que me hace sentir muy bien y me motiva mucho, además de la alegría que me causa cuando veo o hablo con alguien y me hace algún comentario sobre una de las publicaciones o que me digan que me siguen y me leen y que les gusta.  De verdad, es una recarga de energía, una alegría y motivación que no se pueden imaginar para seguir adelante.  Antes ya les había contado que escribo este blog para compartir un poco mi vida y considerando que estoy lejos de la mayor parte de la familia y amigos, pienso que es una buena forma que sepan de mi, de mi familia, de nosotros, de cómo va transcurriendo nuestra nueva vida por el viejo continente y las nuevas personas que voy conociendo, para que ellas me conozcan un poco más y mejor.  Ya saben que los temas van sobre de mi vida, de lo que siento y de mis emociones, de las cosas que me pasan, sin analizar mucho más.  Lo más importante es que sepan de mi, que nos mantengamos en contacto y que también les parezca ameno de leer y un rato para pasarla bien, cambiando un poco de tema.
No piensen que si ahora escribo menos es porque vivo menos o que mi vida anda aburrida y sin acción.  Ya saben que me gusta mucho responder a los mensajes que recibo después de cada publicación, es una manera de agradecer, comentar, saludar y mantenernos comunicados, pero estas últimas semanas me he retrasado con algunas respuestas a los comentarios que me han dejado en el blog.  Bueno, a los que lo han firmado, porque los “anónimos” me cuesta un poquito identificarlos, y es que mi “bolita mágica…”
Muy por el contrario, los últimos meses han pasado muy rápido entre noticia y noticia, entre idas y vueltas, vacaciones, inicio de clases y vuelta a la rutina y más.  Cuesta retomar el ritmo otra vez.
Seguimos pendientes de tener buenas noticias sobre la salud del familiar que no anda del todo bien.  Va costando la recuperación y a veces seguir adelante.  Nos recuerda que no somos ni súper man o súper woman y que venimos a este mundo con una fecha de “caducidad” irrevocable.  Me recuerda que tenemos que vivir el ahora con mucha pasión y entusiasmo, no ir dejando para mañana o “para más adelante” cosas importantes, porque a veces ese día se nos vuelve cada vez más lejano o simplemente nos quedamos con las ganas, a pesar de haber tenido los medios, oportunidades y hasta las posibilidades, pero por motivos muy nuestros vamos anteponiendo otras prioridades, quizá no tan importantes o valiosas, si las vemos desde otras perspectiva y simplemente se nos fue pasando el tiempo y no siempre podemos recuperarlo.  Tenemos que disfrutar a todas las personas que tenemos al lado, porque no sabemos cuándo volveremos estar juntos otra vez.  Ya les había contado en alguna publicación anterior mi alegría porque durante el viaje a Lima pude ver y disfrutar a mi familia y amig@s pero en especial a mis abuelos, que tenía la suerte estaban aún con nosotros.  Qué me iba a imaginar que poco más de un mes después de regresar de Lima, mi abuelo “Perdigón” falleció a los 91 años.  Otra vez, recordar la oportunidad que Dios me dio de verlo y abrazarlo una última vez.  A los diez días el tío Mañuquín también se nos adelantó.  No tuve la suerte de verlo en Lima, pero estoy segura que ahora los dos descansan en paz con ellos mismos, con sus familias y con la vida.
Durante estas últimas largas semanas, también hemos tenido noticias alegres, felices, noticias de nacimientos, embarazos, que espero a todos les siga yendo súper bien.  Ya saben que desde acá estoy esperando noticias, ecografías, que voy compartiendo su alegría y felicidad.
Ya ven, esta última temporada ha sido muy intensa a nivel emocional y mi silencio “literario” no ha sido más que falta de tiempo y un poco de organización emocional.  Por ratos siento que no tengo como expresar tantos sentimientos y en algunos casos hasta opuestos.  Son tantas cosas, que todas quieren salir por el mismo sitio, a la vez, pero la salida es muy estrecha.
Van pasando cosas que este año lo en mi memoria y corazón de una manera especial.  Ha sido un año que mes a mes ha traído noticias.  Algunas buenas, otras duras y difíciles de aceptar, embarazos, fallecimientos, enfermedades, trabajo, en fin, tantas cosas.  Pero al final todas y cada una con una enseñanza, que es lo que no quiero dejar pasar y es por lo que pienso es un año tan especial.  Casi lo podría resumir como el “Año de la Verdad y la Transparencia”.  Ya parece un slogan político, pero no, así va siendo mi año 2011.  Ha sido un año que me ha permitido conocer más a las personas.  Algunas porque directamente decidieron quitarse la máscara que tenían y finalmente decir y aceptar la verdad de muchas cosas, dejando enredos y mentiras, algunas ya curtidas por los años y dejarse ver tal como son, que al final es lo que cuenta.  Y otras no se han quitado la máscara, pero al parecer por el uso se está desgastando y ya llegas a ver lo que hay debajo y eso también enseña.
Este es un año de aprendizaje, como un cursillo intensivo sobre la vida y las  personas.  No puedo decir que este año es inolvidable por tanta cosa difícil que ha pasado y que además ha afectado nuestra vida familiar, es inolvidable porque nos hace ver y valorar tantas cosas que cada uno de una manera especial asimila y aprende de cada cosa que pasa.
Y ahora pienso, no es que no pueda escribir sobre temas más mundanos y ligeros.  Aunque no sé si mis temas sean muy “pesados”, pero por ahora, lo que está en blanco y negro soy yo.
Hasta la próxima…

domingo, 9 de octubre de 2011

Los trámites continúan

Para los que se han quedado con curiosidad por saber cómo van mis trámites y si se van resolviendo o no, los pondré al día.

Con relación a Aitana, les conté que luego de estar un año indocumentada y ser ciudadana del mundo porque no tenía documentos ni nada, logramos inscribirla en el Consulado Peruano en Barcelona.  Regresamos y teníamos que esperar un mes a que llegue su pasaporte para poder regularizar su situación de residencia.  Tardó aproximadamente 5 meses.  Justamente una semana antes de recibir su Tarjeta de Residencia, recibimos una carta del Ayuntamiento recordándonos que ya se nos acababa el plazo para regularizar sus documentos y situación.
Así que ni bien recogimos su nueva tarjeta de residencia fuimos al Ayuntamiento y ya está perfectamente empadronada y legal en España.  Para que se hagan una idea, eso ha sido en abril de este año, 2 meses antes que cumpla dos años.

Por otro lado, seguíamos esperando la ciudadanía italiana.  Cada mes llamando por teléfono para ver si, por fin, aparecía en la lista del mes, pero nada.
Cuando ya decidimos que viajábamos a Perú y a pesar de tener el pasaporte peruano, quería tener el pasaporte italiano también.  Así que sin perder tiempo, fuimos al Consulado Italiano en Zaragoza y solicitamos el pasaporte.  Nos aceptaron la solicitud, a pesar de no tener aún ninguna información sobre la ciudadanía y que teníamos que esperar, igual que con el pasaporte de Alberto, llegaría a casa.  Un par de semanas antes de viajar (un mes después de la solicitud) recibí un mail del Consulado Italiano en Barcelona, en el cual me decían que como ya me habían informado en Febrero, para que a mi hija le dieran la ciudadanía italiana antes yo tenía que regularizar mi situación civil, es decir, si estaba casada o no.  ¡Es que no me lo puedo creer!  En Febrero, cuando me preguntaron eso, les adjunté documentación demostrando que sí me había casado y había solicitado la inscripción de mi matrimonio de manera oportuna (octubre del 2005) y la historia es que según las leyes italianas, aunque yo, como madre tengo la ciudadanía italiana y quiero inscribir a mi hija, no lo pueden hacer si es que no estoy casada.  Pero como el mundo ha cambiado mucho, digo yo, seguramente hay muchos casos de mujeres u hombres que quieren inscribir a sus hijos sin necesidad de haberse casado.  Entonces para esos casos tienen que firmar un papel que diga que es un hijo “fuera de matrimonio”.
Desde Zaragoza me recomendaron que aprovechara el viaje a Lima y reclamara que es lo que pasó con la inscripción del matrimonio.  Bien, un trámite más que anotar en la agenda de Lima.
Luego de estar unos días en Lima, preparé papeles, documentos, a Aitana y Jorge y nos fuimos al Consulado.  Hable con la señora y le expliqué mi problema, le dije que mi hija, aquella niña vivaz que ve corriendo por ahí, no la puedo inscribir porque dicen que no está mi inscripción.  La señora revisó su ordenador y me dijo: “Todo está correcto, un momento por favor”.  Al cabo de unos minutos apareció con mi expediente, en papel y me entregó una fotocopia y me dijo con tranquilidad y seguridad: “Con este documento no le pueden decir nada, su matrimonio está inscrito desde octubre del 2005”.
Salí con mi fotocopia y al llegar a España de regreso envié ese documento por correo electrónico, explicando que esperaba me informen si ya estaba conforme o algo.
Pues como siempre no recibí ninguna información adicional, hasta que los primeros días de septiembre recibo otro mail desde Barcelona informándome que como ya había regularizado mi situación, se había otorgado la ciudadanía a Aitana y se había emitido su pasaporte el 30 de agosto y que en cualquier momento lo recibiría por correo en casa.  ¡No lo podía creer!  ¡Por fin!  El martes 13 de septiembre recibí el pasaporte italiano de Aitana.  Finalmente estaba todo aclarado.
Lo que luego me hizo pensar es como cuando es un trámite regular, la ciudadanía tarda “unos” dos meses, aunque en mi caso 8 meses y la emisión del pasaporte “unos” (otros) dos meses más, pero en mi caso fueron unos días.  Imagino que ya todo lo tenían preparado para cuando se aclarara todo, digo yo…

Así que bueno, ese era el trámite que les había contado antes que aún estaba pendiente.  Ahora sólo nos queda avisar a la policía y cambiar los papeles de Aitana en España y listo.

Un trámite más que hemos terminado y gracias a Dios, a la paciencia e insistencia, todo terminó muy bien.