domingo, 23 de febrero de 2014

Volver a soñar



El inicio de cada año es la época ideal para desempolvar nuestra lista de sueños y metas y plantearnos una nueva estrategia para que se hagan realidad.  Tenemos tantos buenos deseos para nuestro nuevo año y hasta para toda la vida que a veces no nos cuesta priorizar.
Es verdad que la vida es dura para ti, para mí y en realidad para todos.  Hay etapas que las vivimos llenas de alegrías y buenos momentos.  Nos olvidamos de los problemas y dificultades y disfrutamos de éxitos y satisfacciones.  Pero tenemos otras épocas que cada día parece ir cuesta arriba, todo son dificultades e inconvenientes.  Nos olvidamos de esos buenos momentos vividos y parece que esta etapa será eterna.  Lo importante es, a pesar de las dificultades, no dejar de luchar, no dejar de tener fe y sobre todo mantener la esperanza en que siempre hay luz al final del camino., por más oscuro que sea el camino.
Estos últimos años me ha tocado vivir mi etapa difícil.  Ha sido una época de no salir de una para caer en otra.  Nunca me había sentido así, realmente llegar a pensar que finalmente se me estaban acabando las energías para poder seguir luchando.  Justamente lo opuesto a lo que decía líneas más arribas.  El camino se veía cada vez más oscuro y sinuoso, lleno de obstáculos y trampas.  Hace unas semanas las cosas parece que empiezan a cambiar.  ¡Por fin!
Como toda etapa difícil ha afectado a mis pensamientos, a mi mente y a mi cuerpo.  Cambiamos todo, nuestra cara, nuestros deseos y nuestras metas.  Cambiamos la forma de cómo nos vemos a nosotros mismos y como vemos al resto de las personas, cómo vemos nuestra vida y el futuro.  En definitiva, cambiamos toda la percepción de nosotros mismos y de lo que nos rodea.
En fin, a pesar de los obstáculos que se nos presentan cada día y que a veces parece que llegan todos juntos, los mejor es ir superando uno a uno, momento a momento.  Como dicen, cuando tienes un gran problema, tenemos que conseguir despiezarlo en muchos pequeños trozos.  Ahora tenemos muchos pequeños problemas, que seguramente vamos a resolver más fácil que todos juntos.
Durante esta etapa es tan importante vivir de la ilusión y de la esperanza, creer firmemente que las cosas van a mejorar.  Cuántas veces creemos que finalmente ha terminado esta etapa, pero de pronto, ¡no!  De pronto pasa algo y nos damos cuenta que todavía nos toca aguantar un poco más.  No siempre hay mucho que podamos hacer, a veces dependemos de terceras personas para superar estos momentos y no es posible controlar la situación.  Es que se trata de eso, de aguantar y tener paciencia.
Tarde o temprano las cosas empezarán a mejorar y tenemos que estar preparados para cuando llegue ese momento.
Ya lo dicen hasta los políticos (y no significa que me fie de los partidos políticos ni de gobierno ni de oposición) que este año las cosas empezarían a mejorar y se tenía que empezar a notar.  Pues es un poco lo que está pasando.  De todas maneras, aunque creo que las cosas están empezando a mejorar, no puedo negar que todavía hay unos últimos manotazos difíciles, pero a la larga ya empiezo a ver la luz al final del túnel.
Ahora que las cosas parece que empiezan a encontrar su estabilidad siento que puedo recuperar el aire, la respiración.  Aún con algo de desconfianza, pero con ilusión vuelvo a tener planes, otra vez puedo soñar.  Y muchos dirán que uno no deja de soñar.  Yo les digo que sí.  Es la primera vez que me ha pasado.  Llegué a un punto en el que sólo me interesaba sobrevivir, día a día, un día más.  No planificaba el futuro.  Sabía que de todas maneras iba a llegar y como estaba perdiendo la percepción de la realidad, tampoco sabía cómo iba a llegar, entonces, aunque sin asumirlo realmente, sólo esperaba que las cosas pasen.  Como nunca antes en mi vida, estaba de pie viendo como corrían los días, como se sucedían las cosas y yo sin hacer nada para que las cosas pasen diferente.  Van pasando los días y sigo desempolvando mis sueños.
En estos años, los sueños y metas de mediano y largo plazo han cambiando.  He replanteado muchas cosas de mi vida y yo que yo puedo afectar a mi familia.  He valorado, a duras penas, lo que realmente es importante y por lo que vale la pena lucha.  Cada persona tenemos nuestras prioridades y nuestras metas, con lo cual cada uno tiene su propia lista de cosas importantes.
Es verdad que la vida es dura para ti, para mí y en realidad para todos, pero para todos llegará el día que nuestra carga se volverá más ligera y empezaremos a disfrutar de lo que vale la pena.  Sólo tenemos que mantenernos fieles a nuestros valores y sentimientos, creer que todo irá mejor, que tarde o temprano llegará ese día y tenemos que estar preparados para llorar de alegría.  Hasta que no llegue ese momento no sabemos lo fuerte que somos al ver los obstáculos que hemos superado y no sabemos lo paciente que somos al ver todo lo que hemos resistido al pie del cañón y con el alma herida.
Paciencia, que es verdad lo que dicen y de muchas maneras “después de la tormenta siempre llega la calma” o también “Dios aprieta pero no ahorca” y también “no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista”.  Cree en ti y en tu fuerza interior, cree en tu Dios y haz todo lo que tú creas que está en tus manos para avanzar y luego espera ver como las cosas, aunque sea lentamente, irán recuperando su rumbo.   
Ya puedes sacar tu lista de sueños y metas y replantearlos con tu madurez actual, disfrutar de la vida y volver a soñar.