jueves, 5 de abril de 2012

Incursión al gimnasio

Las semanas siguen pasando y me sigo manteniendo en la dieta, cuidarme, cremas y más.  Como les conté en publicaciones anteriores, invirtiendo en mi salud para sentirme mejor físicamente y conmigo misma.
Este mes y para reforzar el esfuerzo de la dieta, hemos empezado, Jorge y yo a ir al gimnasio.  Sí!  Al gimnasio!
Estoy incursionando en este mundo desconocido, tan inhóspito e inesperado.  Nos anotamos los últimos días de marzo, con la firme decisión de empezar desde el 1º de abril.  Jorge quiere bajar y tonificar y yo quiero hacer algo de ejercicios para ayudar a la dieta y bajar algo más de peso y tonificar un poco.  Como decimos con Alberto, que también hace dieta conmigo “operación bikini”, el verano ya está cerca.
Así que bueno, nos anotamos al “gym”, pero claro necesitamos equipamiento.  Así que nos fuimos en busca del pantalón corto, camisetas, botellines de agua, toallas para estar bien equipados para empezar.  Aunque con todo nuevo, estaba claro quiénes son los novatos del gimnasio.
El lunes fuimos por primera vez.  Tuvimos que esperar hasta que nos registraran y nos dejaran pasar como “socios”.  Uff! Que stress delante de tantas máquinas que sientes que te miran diciendo “a mí, a mí” y yo sólo pensando en los dolores y agujetas que tendría al día siguiente, sentí una corriente de aire frío que recorrió todo mi cuerpo.
Para reconfortarme, recordé lo que me dijo el dietista y fisioterapeuta “anda con cuidado, no te des mucho mal, lento.  Usa la para andar, la bicicleta sin esfuerzo, como un calentamiento y poco a poco”.  Así que empecé por la máquina de steps porque las demás estaban ocupadas.  ¡Qué horror! ¡Qué cansancio! Y sólo voy 3 minutos.  ¿Hasta dónde tendré que subir, que subo y subo y no llego?  Bueno, vamos con paciencia que tenemos que terminar el programa y repetir los días siguientes.  ¡Por fin terminó!
De ahí nos pasamos a las bicicletas y se nos acercó el monitor “para ver qué tal van los nuevos”.  Nos explicó el correcto uso de las máquinas y a cuántas revoluciones tenía que poner la bici para que realmente sea un ejercicio.  Me puse en marcha, venga a pedalear y pedalear y ver como las revoluciones iban subiendo y yo ya casi sin aire.  Llegué al tiempo que me había propuesto y me bajé, con las piernas que me temblaban.  Dar una mirada alrededor, ver el reloj para ver cuánto tiempo había pasado y veo que sólo unos 25 minutos.  Y yo pensaba, ¿Será que cuando uno está en el gimnasio el tiempo pasa más lento?  Luego nos fuimos a un par de cintas de andar que estaban una al lado de la otra.  Veía como una tercera persona, con pinta de visitante frecuente, trotaba y mantenía un buen ritmo.  Jorge se puso un programa con picos y también empezó a andar rápido y trotar.  Yo presioné botones sin conocimiento y de pronto: 3-2-1-start.  Uy! ¡Empezamos ya!  ¡Qué susto!  Sólo andar. Y yo iba caminando, a paso suave pero constante, intentando no machacar mi cuerpo en la primera visita para tener energías y ganas de volver.  Cuando el tiempo del programa terminó la máquina se paró.  Con este sí que me ha ido bien.  La bicicleta y la máquina de andar me gustan más que los steps.  Ya con las piernas temblando nos fuimos en búsqueda del monitor para seguir con las demás máquinas y otros ejercicios.  Esperando y esperando hasta que nos dio sus recomendaciones y a seguir, para ejercitar brazos, piernas.  ¿Pero cuántos músculos tenemos que ejercitar?
Salimos ya de nuestra primera tarde de gimnasio.  Llegamos a casa y una ducha relajante.  Ya no tenía energías para nada más.  ¡Qué bien dormí esa noche!
A los dos días, regresamos, valientes!  Yo con la intensión de prestar más atención y esforzarme un poco más y así cada día que regrese.  Empezamos otra vez, con buena intensión y ganas de hacerlo bien.  Esta vez pasé por la cinta de andar, bicicleta y la elíptica.  ¡Qué coordinación! Y luego nos fuimos a las máquinas haciendo las repeticiones que nos habían dicho.
Al final no sé cuánto tiempo estuvimos por ahí, pero el hecho de no saberlo imagino que es bueno, porque quiere decir que la pasé bien, a pesar del esfuerzo físico. 
Al llegar a casa, tomé la ducha correspondiente y con las justas pude cenar.  Me senté en la cama a ver Cars con los chicos, pero no pude terminar de ver, me quedé dormida.  Otra buena noche.
Pues eso, me está costando, no puedo decir que no, pero me gusta sentir que estoy haciendo algo por mi salud, que estoy haciendo lo que puedo para mejor mi calidad de vida.  Sé que nosotros, en este lado del mundo, estamos empezando la primavera y con toda la preparación para el verano, las vacaciones y la playa, pero si tomamos la decisión de cuidarnos, todo el año es buena época.