domingo, 3 de febrero de 2013

Reinventándome cada día


La verdad es que ésta es una de esas publicaciones que las empiezo y se me quedan a la mitad.  Esta publicación la empecé en mayo del 2012.  Hoy quería terminar otro artículo que empecé hace unas semanas, pero este se me cruzó y al recordar de qué iba, pensé que está muy adecuado a mi hoy.
Hace unos días leí un artículo con el cual me identifiqué mucho.  Aunque contaba la historia de una chica de Brasil, que buscando mejores oportunidades dejó su país y vino a vivir a España hace muchos años. El fin de la historia  no era lo que yo imaginaba o esperaba, para mi gusto quedó como “colgando el final”, pero luego me hizo pensar como hace unos años sentía la misma desolación y angustia al ver que mi país no me ofrecía las oportunidades que deseaba y buscaba para mí y mi familia.
Si les interesa leer el artículo, aquí les paso el link:  http://elpais.com/elpais/2012/03/12/opinion/1331551469_452982.html
Un día después, mientras todavía meditaba y flexionaba con el artículo.  Daba vueltas a la cabeza, tanta gente como la chica de la historia que ahora mismo estarán ya de vuelta en su país o planeando otra migración en busca de las oportunidades, quizá alcanzadas en un momento, pero ahora seguramente perdidas.
Es una pena, ahora ya no se puede ver el telediario ni leer los periódicos.  Todos son noticias negativas sobre el futuro, sobre cómo sobrevivir los próximos 2 ó 3 años.  Estamos hablando a corto, cortísimo plazo.  Es un sentimiento de desolación al no saber que va a pasar con nosotros en el futuro inmediato y luego en un futuro a medio y largo plazo con los chicos.  Los telediarios o noticieros son como portadores de malas noticias, es una depresión escucharlos cada mañana.
Luego reviso mi vida y en general la de tantas personas, y pienso todo el esfuerzo tanto esfuerzo en los últimos años, pero no sólo de las personas que hemos migrado sino también de tantos locales que ahora, a pesar del esfuerzo y ganas de que las cosas salgan bien, ahora las cosas no se ven mejor de lo que se veían antes y lo más triste o preocupante es que con menos oportunidades, con lo cual hace más difícil plantearse el futuro a mediano y largo plazo.
Después de dar muchas vueltas a todo, plantear, replantear, pensar, discutir, descartar, decidir y volver a empezar, llegué a la conclusión que estos últimos años han sido como un paréntesis, con sus cosas buenas, muy buenas y otras no tanto, pero que, como todo en la vida, me ha permitido aprender muchísimo de la vida misma, de las personas, de las situaciones reales y de cómo seguir adelante.  Llegué a la conclusión, una vez más, que todo es cuestión de actitud ante todo y ante todos, que el gran cambio está justamente dentro de nosotros mismo y de la actitud con la cual enfrentemos el día a día.
Por conclusión lógica, entonces ahora toca reinventarme (otra vez) y volver a empezar.  Reinventarse suena fácil y hasta moderno.  Pero no es así.  Para saber cómo reinventarnos, es decir, a qué reinventarnos, hay tantas cosas que analizar, valorar, aceptar, descartar y asumir.  Claro, tenemos que empezar por saber cuáles son nuestras prioridades reales, las que cuentan y valen de verdad, las que son coherentes a mis planes y metas.  Por otro lado, descartaremos lo que ya no es relevante ni importante en los nuevos planes y metas.
Hasta ahí todavía suena fácil, no tanto como al inicio, pero todavía hablamos de una lista de intensiones por hacer o dejar de hacer, por nuevas actitudes y acciones para cada día.  Pondremos prioridades y orden real y adecuado a cada mini menta para intentar llegar a la meta.  Aunque no quita que a la mitad del camino la vida nos obligue a reinventarnos otra vez.
Ya ahora tenemos que pasar a la acción.  Tener la fuerza de voluntad para no dejarnos caer en el agujero de la desolación, tristeza o impotencia.  Al contrario, sacar la fuerza de estos sentimientos para cumplir con nuestra lista.  Como dicen en las disciplinas de artes marciales, usar la fuerza de tu enemigo a tu favor.  Tenemos que intentar cumplir cada día con una parte de nuestros planes, porque cada pequeño paso que demos cuenta para llegar a la meta.  No importa lo lento que sintamos que avancemos, lo importante es avanzar cada día, aunque sea un poquito.
No dejemos que las dificultades de cada día, esas que nosotros mismos no podemos controlar, evitar o hacer que pasen, nos desanimen.  Empecemos cada día con la ilusión y la actitud adecuada para afrontarlo.
Además recordemos que, aunque hoy no veamos lo bueno de lo que nos está pasando, en un futuro cercano lo veremos con claridad, porque las cosas siempre nos pasan por alguno y en el momento adecuado y si tenemos FE y claridad para creerlo, lo veremos sin problemas y nos sentiremos.
Así que revisar la lista de planes y metas, sacar lo que ya no es importante en nuestra vida actual, resaltar lo que vale la pena y añadir las cosas nuevas que queremos lograr.  Seamos flexibles con la vida para que cuando nos toque reinventarnos sea todo un poquito más fácil.
Disfrutemos del momento actual, de lo que nos toca vivir, que algo bueno sacaremos, para nosotros mismos y los que nos rodean.