lunes, 25 de abril de 2011

¿Y si no tengo trabajo?

¡Ahora no tengo trabajo!  ¿Qué hago con mi tiempo?

Como ya muchos saben, desde hace poco más de un mes, finalmente la crisis económica española, que hasta ahora sólo nos había acariciado suavemente, ya nos abrazó con fuerza.  Despidieron a Jorge después de 5 años por “razones objetivas”, lo que quiere decir que la empresa no vendía como antes o lo que necesitaba.  No nos vamos a poner a juzgar si la administración de la empresa hizo bien o no o si había otra alternativa, no es el motivo de esta historia.  Además, de alguna manera lo habían anunciado desde hace varios meses, si las cosas no mejoraban empezarían con los despidos.  Entonces “guerra avisada no mata gente” o por lo menos no la sorprende.
Durante los meses anteriores de angustia ya habíamos pensado cada uno y juntos lo bueno, malo, plan A, plan B y más alternativas posibles por si Jorge era uno de los nominados.  Pero cuando llegó el día igualmente nos sorprendió o como dicen por estas tierras “nos pilló por sorpresa”, a pesar de creer que estábamos preparados, pero no fue así.

Hay que reconocer que es una tranquilidad saber que por determinado tiempo cuentas con una prestación por desempleo, que bien o mal te da un tiempo para sacudirte, formarte, actualizarte y buscar trabajo.
En Perú, ante la misma situación no te queda otra que salir a la calle corriendo, llamar a todo el mundo para ver quien te puede ayudar y ver de encontrar un trabajo lo más pronto posible.  En el momento que te despiden te vas con tu liquidación o finiquito y con la palmadita en la espalda y los mejores deseos.  No hay más.  A la calle con lo puesto, como se dice.

Entonces, teniendo esta tranquilidad temporal, la situación empieza a perder un poco de dramatismo.  Tienes la capacidad de ver con un poco más de luz las opciones y oportunidades que tienes para el día siguiente y todos lo que vengan detrás hasta llegar al nuevo trabajo.

En esta oportunidad tampoco vamos a perder el positivismo y menos vamos a dejar de encontrar el lado.  Estamos seguros que las cosas que nos han pasado y nos pasan son por algo bueno y finalmente será por algo mejor.  No podemos perder tiempo en quejarnos de nuestra suerte o pensar que hicimos o que debimos hacer.  En cada momento hemos ido tomando decisiones y actitudes frente a las situaciones que se presentaban pensando que era lo mejor o la mejor estrategia.  Como siempre, el tiempo nos da las respuestas.

Al tener de pronto tanto tiempo libre nos agobia la idea de que hacer, como ocuparlo para evitar que los días se hagan tan largos.  Es irónico, porque siempre tenemos una larga lista de cosas que quisiéramos hacer si no tendríamos que trabajar. Pero ahora que tenemos ese tiempo, nuestra lista se reduce a un par de cosas que en dos horas están liquidadas u otras cosas que requieren “mayor preparación”, asistencia o cualquier excusa para no hacerla.  Entonces estamos como al principio.  Tenemos mucho tiempo y no sabemos que hacer y menos, como disfrutarlo.

Durante los cinco largos meses que me tocó estar en casa sin trabajo, cuando recién llegamos a España, me costó mucho tiempo saber que hacer o saber lo que tenía que hacer.  Tengo que reconocer que tenía mucha ilusión por el cambio de vida y tenía una actitud positiva, aunque sabía que la casa no era una actividad a tiempo completo para mí.  Me organicé con una rutina, llevar y recoger a Alberto del colegio que tenía jornada partida, con lo cual tenía que ir y venir cuatro veces al día.  ¡Cómo para aburrirse!  Además tenía que tener la comida lista para la hora que Jorge llegara a comer porque luego regresaría al trabajo.  Había que limpiar, poner lavadoras, planchar y tantas cosas que siempre hay que hacer en casa.  Es verdad, no hacía todo todos los días, pero mi idea era tener todo avanzado al máximo para aprovechar el fin de semana con actividades más divertidas.
A veces y para romper la rutina, tenía que hacer algún trámite, ir al banco, alguna compra, pero todo esto adicional y respetando horarios, claro.
Durante esta temporada tuve que reciclarme.  Me compré un algún libro de cocina con la idea que las lentejas sean diferentes e innovar en la comida.
Aprendí a disfrutar de esta etapa recluida en casa, donde los temas de conversación se limitan y la mente, no acostumbrada a este trabajo, se me nublaba.

Al final entendí que estas épocas tan marcadas son etapas de aprendizaje personal, de desarrollo del alma y de nuevas cualidades.
Es una etapa para disfrutar de la familia, de llevar a los chicos al parque, de preparar la comida que les gusta, de mimarlos, de tener ese tiempo que antes no tenía para aprovecharlos y disfrutar con todos.  Es la etapa para pasar buenos momentos en familia, compartiendo la compañía los unos de los otros, de buenas conversaciones.

Nos ha costado reorganizar la rutina de la casa.  Aceptar que por ahora “es lo que hay” y que hay que plantearse una nueva organización y aprovechar al máximo el tiempo.  Jorge no sólo ha sido siempre de gran ayuda en casa.  Pienso que siempre hemos compartido las tareas domésticas.  Ahora hay que asumir que él está a cargo de la casa, horario de los chicos y demás.

También sé que esta etapa también es de mucho desgaste psicológico y emocional.  Pero no sólo para el protagonista, sino también para la pareja, hijos, para todo el entorno familiar y el día a día.
Uno descubre un mundo que siempre estaba ahí, pero no lo veíamos porque no había tiempo.

Finalmente, de todas las etapas aprendemos algo.  Los cambios nos exigen reinventarnos, buscar dentro de nosotros nuevas cualidades, plantearnos nuevas metas.
Jorge ha encontrado un curso que le interesa y le permite aprovechar el tiempo en actualizarse y formarse.  Esto le permitirá aplicar en sus siguientes búsquedas de trabajo alguna plaza que le guste o lo satisfaga más.

Muchas veces nos aferramos a situaciones más seguras por el temor a arriesgar o perder lo que se tenemos, aunque no nos sentimos a gusto.  ¡Es natural!  Pero ya dicen, el que no arriesga, no gana.
Ahora es cuestión de creer, cuestión de FE de estar seguros que todo lo que nos pasa se da en el mejor momento y siempre, siempre porque hay algo mejor para nosotros esperando.

Tenemos que abrir nuestra mente, libraros de malos pensamientos, rencores, frustraciones y aprovechar este tiempo de la mejor manera.  Durante esta etapa también dejaremos huella, así que dejemos la mejor de las huellas para que otros la sigan.

domingo, 24 de abril de 2011

Resultados electorales 1.2

Gracias por sus comentarios en la publicación de “Resultados Electorales”.

Es muy triste ver la situación política de nuestro Perú.  Es muy triste leer que muchos piensan que sólo pueden elegir entre el cáncer o el sida para la segunda vuelta electoral.  Muchos no tenemos claro por que candidato vamos a votar o que haremos con nuestro voto, pero veo que muchos lo tienen más claro.

Hay personas que tienen su voto claro.  Quieren votar por el cambio completo, desde la raíz, con la esperanza de que con una nueva cara e ideología en el gobierno las cosas serán diferentes (sí que lo serán) y que también serán mejores.  Pienso que hay ideologías que son utopías, que funcionan sólo en los libros y quizá en algunos estados donde finalmente no se tiene libertad.  Claramente ahora lo podemos ver.  Eso de todo es de todos y todos podemos coger lo del vecino porque todo tiene que ser equitativo para todos nos quita nuestra propia libertad, nuestro deseo de superación, nuestro deseo de competir porque finalmente no importa lo que hagamos, cobraremos el mismo sueldo que el vecino, tendremos la misma casa, comida, libertades y limitaciones.

La otra alternativa electoral, pues que decir, yo no la tengo clara.  ¿Será cierto que ahora tenga cierta autonomía?  ¿Será cierto que será la que gobierne al Perú? o, ¿será una pantalla para que otra persona gobierne?  Muchas preguntas y también que infunden miedo o temor a lo que se viene.

Es triste ver, como dice Tito, que la mejor opción sería viciar el voto, porque ningún candidato es nuestro ideal.
Por otro lado, como dice “La Digna del Ovalo Higuereta” los candidatos deberían ofrecernos planes reales para gobernar nuestro país.  No nos deberíamos quedar tranquilos con los candidatos que no responden correctamente, o evaden respuestas o sólo atacan al contrario.  ¡Queremos buenas propuestas, queremos ver como el Perú sigue mejorando!  Luego están las personas con determinada influencia social, por ser un Premio Nobel o simplemente por ser algún periodista o salir en la televisión.  Cada uno tiene un motivo personal, de convicción, de rechazo, de rabia para apoyar a uno e intentar destruir al otro.  Pero no nos guiemos de esos comentarios.  Tengamos nuestra mente alerta para evaluar lo que pensamos es la mejor alternativa para el Perú y los peruanos.
Como dice Fanny, debería de ser una fiesta nacional el hecho de participar en las elecciones, de ejercer nuestro derecho para elegir a nuestros gobernantes.  Enseñar a nuestros hijos con civismo que es un día importante.
Y según el último comentario, QUE VIVA EL PERÚ!

Para los que vivimos fuera, vemos Perú mucho mejor que antes.  En mi caso personal, yo vine a vivir a España a finales del 2005, pude regresar de visita en el 2008.  Los cambios que se veían eran impresionantes.  Era una alegría ver como muchas cosas habían mejorado.  Luego al escuchar comentarios de amigos y familiares, escuchando que ahora es más accesible comprarse un departamento o casa para vivir, que aunque todos trabajan como antes, ahora se tiene mayor poder adquisitivo, mejor calidad de vida.
Quizá desde dentro y teniendo siempre que convivir con el tráfico, sobrevivir a las obras y la falta de seguridad no perciben el crecimiento real de Perú.
Realmente espero que este crecimiento no se detenga, que continúe.

Que en la segunda vuelta gane, realmente el mejor y lo dicho, nos vemos el 5 de junio en la mesa de votación.

domingo, 17 de abril de 2011

Resultados electorales

El Domingo 10 de abril del 2011 se realizaron las elecciones Presidenciales, del Congreso de la República y de los representantes a la Comunidad Andina en Perú y para todos los peruanos.

Según la ley peruana votar es derecho y un deber.  Es el derecho y deber que tenemos todos los peruanos de elegir a nuestros gobernantes y de tomar parte en otras decisiones importantes para el país.  Este es un deber de carácter obligatorio.

Para estas elecciones me ha tocado ser presidenta de mi mesa de votación.  A pesar que eso significaba estar todo el domingo en el lugar de votación, con el stress y agotamiento propio de un día tan especial, me gustaba mucho la idea y esperaba ese día con mucha ilusión.  De toda experiencia siempre tenemos algo que aprender, conocer y disfrutar.
Una semana antes tuvimos un cursillo de formación.  Estuvo bastante bien.  Hay cosas que uno las sabe o asume como votante, pero para ser miembro de mesa era mejor tener las cosas claras.  Era una responsabilidad que realmente quería cumplir de la mejor manera posible.
Vi con mucha alegría que en Aragón hay muchos peruanos, somos casi unos 1500 inscritos.  De pronto te sientes un poco más cerca del Perú, de su gente, de sus costumbres, de su idiosincrasia.  Aunque como decía en la publicación anterior, con la distancia idealizas los recuerdos de las personas, de tu país porque les tienes cariño, pero al verlo otra vez a los ojos recuerdas que todos tenemos defectos y virtudes, claro.

La jornada electoral transcurrió bastante bien y tranquila, algunos momentos mejores, otros un poco aburridos y otros que te volvías un poco (más) loca.  No faltaron los miembros de mesa que no llegaron oportunamente, pero pretendían librarse de la multa.  Una, la miembro de mesa titular que faltaba, diciendo de malas maneras que no le interesaba pagar la multa “yo siempre pago multa” por no quedarse y cumplir con su deber cívico.  Y el otro suplente, que llegó a su hora (a la de él personal) pretendiendo con una sonrisa simpática que le diéramos los papeles para firmar, al mejor estilo “apurao” y para no tener problemas.  ¡No señores!  No aceptamos más al criollazo.  Todos estamos aquí por sorteo.  Ninguno hemos elegido la opción de ser miembro de mesa y de disfrutar o perder, según sea el caso, un domingo así.  Pero nos ha tocado y es lo que hay.  Además como decía una amiga G.A. “Para hacer patria hay que sufrir un poquito y si los niños ven que te quejas, aprenden y hay que enseñarles a que hay que hacer pequeños sacrificios en pro de la comunidad”.  Ella, G.A., no fue miembro de mesa, ella sí eligió pasar su domingo así.  Ella era personera o representante de un partido y tenía que estar todo el día hasta que se cierren todas las mesas que tenía a su cargo, controlando que las elecciones se realicen de manera justa.

Luego de ver pasar muchas caras, situaciones, experiencias, llegaron por fin las cuatro de la tarde.  Hora de cerrar las mesas de votación y empezar el conteo de votos y ver los resultados.  ¡Qué curiosidad!  ¡Qué nervios!
En mi mesa estábamos bastante bien organizados.  Teníamos todo muy preparado.  Rápidamente pusimos las reglas de los votos que consideraríamos como válidos y como nulos, según el cursillo que habíamos llevado y que se aplicaría a todos los candidatos de igual manera.  Es obvio, claro!

Pero de pronto aparece una mujer, apurada ella, diciéndonos que le tocaba votar en nuestra mesa y que había escuchado que era hasta las cinco de la tarde y que venía a votar.  “Ya es muy tarde señora, era sólo hasta las cuatro, la mesa está cerrada, esa información no es correcta”.  ¡Otra criollaza!

Nos tomó poco más de dos horas tener todo organizado, votos contados, actas llenas, rellenas, selladas y firmadas.  Todo listo para entregar al representante consular y poder irnos a casa, satisfechos.

Los resultados podríamos decir que bien.  En mi mesa no ganó el candidato por el que yo voté, pero bueno, podemos decir que estuvo bien.
Sin importar mucho los resultados, estaba claro que habría una segunda vuelta y que tendríamos que repetir mesa en unas semanas, aunque entendemos será más fácil con sólo dos candidatos.

En los días previos a las elecciones todos hemos estado bombardeados de propaganda electoral, a favor de… en contra de… Esta información no sólo venía directamente de los propios partidos políticos y candidatos, o quizá sí.  La propaganda venía a través del Facebook y demás redes sociales por las cuales recibíamos muchísima información y opiniones sobre los candidatos, planes de gobierno, alianzas, etc.  Muchas personas han opinado abiertamente por quien habría que votar y además por quien sería mejor no votar, dando claramente su opinión personal por uno u otro candidato.
Ahora y luego de saber quienes son los candidatos que pasaron a la segunda vuelta, considero que los resultados electorales son peor de lo que podrían ser.  Y no lo digo por los dos candidatos que han quedado aún en carrera.  Tengo que reconocer que estos resultados son un claro reflejo de la opinión de la mayoría de peruanos y como tal hay que respetarlo.  También que los peruanos olvidamos rápido a los antiguos gobernantes, pero si te convenció algún discurso, seguramente votaste por ese candidato y lo hemos visto en los resultados de esta primera vuelta.

En principio, tengo que reconocer que no creo en la política ni en los políticos.  Es verdad que muchos se hacen políticos para vivir de una manera diferente.  Tenemos que aceptar que muchos nos ofrecen lo que, como votantes queremos escuchar para ganar nuestro voto, pero una vez que ganan el puesto, sólo se mantienen ahí hasta las siguientes elecciones, disfrutando de lo que este trabajo les ofrece a ellos mismos y a su entorno.  Que no todos se hacen políticos por ideología real, por intentar trabajar por su país, por mejorar, por sacarlo adelante.  Hay excepciones importantes en esta opinión, pero es una opinión personal y general de la clase política.

A lo que iba referente a los resultados, electorales, es por los diferentes comentarios y artículos más basados en el racismo que otra cosa.  Es verdad que nuestra sociedad peruana tiene muy dentro el tema del racismo, el blanco contra el cholo, el cholo contra el chino, el chino contra el negro.  Finalmente unos contra otros.
Pero ahora que leo tantos comentarios, he recordado este defecto de mi sociedad.  Me da pena ver que mi país se esté dividiendo de esa manera y por este motivo.

Yo sigo sin saber por quien votar en la segunda vuelta.
Tengo mis opiniones personales en contra de los dos candidatos.  Ninguno de los dos, hasta ahora me logra convencer ni un poco como para ganar mi voto.  Pero esta decisión no tiene nada que ver por su raza, color.  Es algo que realmente no me importa.  El Perú es un país multiracial, de mestizos.  Muchos peruanos somos mestizos.  Muchos tenemos y disfrutamos de una segunda nacionalidad.  Pero ¿Por qué tendríamos que negar esta oportunidad en nuestra vida?  ¿Por qué la tendríamos que rechazar?  ¿Hacerlo diría de nosotros que somos mejores personas o mejores peruanos?  Yo me considero muy peruana, aunque no tenga un apellido autóctono o mi piel sea más clara que la mayoría.

Me parece que algún candidato quiere ganar votos de los peruanos “olvidados y marginados” por las clases capitalistas a base de recordarle que todos sus males y necesidades son porque los ricos son ricos y no comparten su riqueza con ellos.  Yo no me considero de la clase rica del Perú y tampoco de los peruanos olvidados.  Pero si soy consciente que para tener más de lo que tengo, tengo que formarme, estudiar y trabajar.  Tengo que agradecer las posibilidades que tuve para estudiar y formarme.  Es cierto, pero tampoco me pueden decir que soy mejor o peor persona por haber tenido esta oportunidad y haber llevado mi vida de una u otra manera.  En el Perú la educación es gratuita, es un derecho que tenemos según nuestra Constitución Política.  Es verdad que la calidad de educación puede (o es) mejor o peor según que colegio estudies, pero eso es así, en todas partes del mundo.  Si vas a un colegio público tienes un nivel de educación inferior que si vas a un colegio privado que te enseñan tres idiomas y más.
Por otro lado, para que existan y se creen puestos de trabajo alguien tiene que haber tenido una idea de negocio, tiene que haber invertido su dinero, ilusiones y haber arriesgado para hacer empresa, para que otras personas tengamos un puesto de trabajo.  Un empresario no puede tener empresa si no tiene las personas que trabajen y gestionen su negocio.  Es un círculo de dependencia, todos nos necesitamos para salir adelante.

No siempre el que tiene más dinero abusa.  Gente hay de todo en todas partes.  El que tiene y abusa del que no tiene.  Así como el que no tiene (tanto) y vive buscando que otros se lo den al mínimo esfuerzo posible.
También estamos los que trabajamos cada día por tener las cosas que deseamos y nos cuesta mucho esfuerzo a lo largo de la vida.

Para decidir por quien votaré, me importan más sus valores personales, familiares, sus antecedentes, su ideología política.  Tenemos que votar por un plan de gobierno adecuado para nuestro país.  Por el equipo político que no detendrá todo lo que el Perú y su gente vienen avanzando desde hace unos años.  No podemos detener ese progreso ni menos plantearnos un retroceso.  Pero lo más importante es que no podemos permitir que se divida (más) nuestro país por el color de piel.
Tengo claro que para ser buena persona no tengo que mirar la cara, ni los rasgos faciales ni nada.  Tengo que ver a la persona a los ojos, hablar con ella y conocerla.  Es la única manera que tengo para saber si puedo confiar o no en alguna persona.

No les sugeriré por quien votar o por quien no.  Sólo les puedo decir que piensen bien su voto.  Que sea un voto a consciencia por el bien del Perú, pero no basado en la raza del candidato, si no en su plan de gobierno, que esperamos luego lo cumpla.
Nos vemos otra vez el 5 de junio en la segunda vuelta, que repetiré con mucha ilusión.

domingo, 10 de abril de 2011

Sentimientos a la distancia

Hace unos años, al tomar la decisión de iniciar una nueva etapa en nuestra vida e ir fuera de Perú, analizamos muchas cosas.  Analizamos la situación en la que vivíamos, las posibilidades de mejora, los planes a futuro, posibilidades para los chicos y tantas otras cosas más.  Todos los puntos que analizamos y evaluamos para tomar esta decisión siempre estaban más relacionados a las alternativas de mejoras económicas, calidad de vida, más posibilidades para los chicos, etc.

Pero y ¿Sobre nuestros sentimientos?  ¿En que momento nos detuvimos a pensar como afectaría esta nueva vida a nuestros sentimientos y emociones?

Durante esta etapa he aprendido a valorar otras cosas de la vida, de las personas, de los sentimientos.

Mientras estás en tu mundo, con tu familia y amigos de siempre, en tu “burbuja” tus necesidades emocionales se pueden cubrir fácilmente.  Tienes tanta gente a tu alrededor, a quien llamar, buscar, compartir un buen rato, que a veces no lo valoras realmente.   Tienes la posibilidad de compartir con tu gente aquellos momentos felices, tristes, difíciles.  Simplemente vas compartiendo tus momentos, tu vida sin ser consciente que lo estás haciendo.

Cuando ya estás lejos, además de tantas nuevas experiencias y vivencias, tus sentimientos cambian.  Tus sentimientos se empiezan a desarrollar de manera diferente.  Como persona maduramos. No diré que maduré (o estoy madurando) más que si nos hubiéramos quedado en Perú, en casa, pero sí tengo que decir que mis sentimientos han madurado considerablemente.

Estamos de acuerdo que compartir los momentos felices y lo logros personales es muy fácil.  Ahora con los avances tecnológicos, con internet, con la posibilidad de hacer video llamadas, mandar fotos distancia y aprovechando todo lo que la tecnología nos ofrece, física se acorta.  Aunque un virtual podría está bien, nunca podrá superar a un buen abrazo personal, pero viendo lo que hay, nos sentimos cerca.
Tenemos que reconocer que compartir las alegrías, a pesar de la distancia física es más fácil.  Compartir un nacimiento, un matrimonio, una graduación, una meta alcanzada la podemos celebrar estemos donde estemos, compartiremos la felicidad, la alegría, igual con cierta pena de no poder estar “en persona”, pero felices por nuestra familia y amigos.  ¿Cuántas veces hemos levantado una copa de vino o una cerveza por algún logro de alguien al otro lado del mundo y hemos sentido un poco su felicidad?  Es un poco más fácil compartir las alegrías a la distancia.

También están los momentos tristes, difíciles, los problemas de las demás personas y los nuestros propios.
A la distancia, cuando escuchamos una mala noticia, tenemos a magnificarla.  Al no conocer los datos completos o ver las caras o escuchar todo de primera voz, empezamos a pensar que pasó, cómo así, cuándo, etc., etc.
Es difícil compartir una mala noticia desde lejos pues lo que quieres es tener a esa persona cerca para darle un abrazo y decirle que tu corazón está contigo, compartiendo, acompañando, consolando.  Pero físicamente no se puede.  Entonces la distancia física se ha más grande de lo que normalmente es.
Es duro tener que esperar noticias en silencio, por intentar no invadir su espacio, su privacidad, su intimidad.  Pero tú estás lejos y sólo quieras noticias para encontrar la paz, la tranquilidad.

Cuando los problemas o dificultades son nuestros, pasa igual.  Esperas quizá el hombro de alguna persona que está lejos o que piensas que sería la que te entendería, te daría el mejor consejo o te sacudiría hasta reaccionar, pero tampoco lo tenemos.  Aprendemos a arrugar el corazón y seguir adelante.
Esto de arrugar el corazón y seguir adelante nos cambia los sentimientos de dependencia, nos hace hacernos más fuertes para levantarnos cada día a pesar de los malos momentos.

Hace algún tiempo en una conversación de sobre mesa, hablábamos que al vivir lejos de la familia nuestros sentimientos se vuelven, de alguna manera más duros porque exiges a otros a la medida de como la vida te ha exigido a ti y te ha ido formando a la distancia.  Hemos aprendido a alcanzar metas por nosotros mismos, a llorar solos cuando toca y a veces a celebrar sin alguna persona que quisiéramos tener cerca, pero es lo que toca.  Es el camino que en algún momento decidimos tomar, la vida que quisimos tener.

Por otro lado y esto es de esas frases que alguna vez te dicen y se te quedan para siempre en la memoria como escuela de la vida: “Cuando estás lejos idealizas a las personas, te olvidas que tienen defectos, sólo recuerdas sus virtudes, las cosas buenas”.  Claro, estamos hablando de una persona con la que simpatizas.  Igual si fuese una con la que no simpatizas del todo, la frase sería al contrario, recordarías sólo los defectos y errores.
A veces que nos olvidamos que todos tenemos defectos, nuestras que nos hacen ser “así” como somos.  A la distancia, a veces nos equivocamos poniendo en altares creados de recuerdos idealizados a personas que hasta que no las volvemos a ver a la cara, no las reconocemos así como son en realidad.  Ni mejores ni peores… así como son.

Al estar en tu entorno habitual, en tu “burbuja” hay mucha gente con la que te llevas bien, mal o peor, la gente de tu vida.  Con las que te llevas bien es fácil seguir manteniendo una comunicación, relación.  Existen sentimientos curtidos con los años que muchas veces son muy fuertes y soportan los distanciamientos físicos, porque los corazones están unidos a pesar que no haya una comunicación diaria o frecuente, siempre están “interconectados”.  Aunque en algunas ocasiones y a pesar de no estar cerca, se crea, por unos, por otros o por terceros un distanciamiento emocional, que es más fuerte y peligroso que el distanciamiento físico, y hace que esta relación se enfríe.  Ya el tiempo dirá lo que tenga que decir.

Con las personas que no tienes una relación buena, que no necesariamente tiene que ser mala.  Ya veces ni te acuerdas porque no la tratas o que pasó su momento para estar así.  Simplemente se enfrió la relación (familiar, amical, etc.) y ahí quedó. 
A la distancia aprendes a valorar otras cosas, otras señales y empiezas a conocer y reconocer a muchas de las personas que tenías como satélites dando vueltas alrededor de tu vida.  Personas que se acercaban y alejaban e igualmente tú de ellas, pero que quizá no afectaban a tu vida diaria.
Entonces empiezas un nuevo filtro y te das cuenta, como siempre digo, quién es realmente tu gente y quien no lo es.  Que satélites puedes rescatar para la vida, para cada día, para una buena conversación y cuales otros los dejarás dando vueltas sin temor a que se alejen de ti.

A la distancia mis sentimientos ahora son diferentes.  Guardo muy buenos recuerdos de muchas personas.  Reconozco mejor quienes son mi gente de verdad y están cerca emocionalmente.  He recuperado viejas relaciones familiares y amicales que siempre estuvieron ahí, pero no las veía y mantengo  muy buenas amistades.