Hace unas semanas recordaba que cuando mi
hermano menor era pequeño, no sé cuántos años tenía, quizá unos 10 ó 12 años o
quizá menos, un día tuvo un chispazo, unas de esas frases que sueltas de
pronto, que parecía no tener sentido y que además por un tiempo nos burlamos. Luego y con el tiempo esta frase empezó a
tener sentido y cada vez es su significado era más claro y obvio. Él, en su chispazo filosófico me preguntó
cuál era mi misión en la vida. Yo lo
miré sorprendida. ¿Mi misión? ¿De qué me
está hablando? ¿De qué misión me habla? Si él tenía unos 10 ó 12 años yo tenía 4 años
más y en ese momento sabía lo que quería, pero ¿Cuál es mi misión en la
vida? No tenía idea. Con la seriedad y seguridad con la que él
siempre habla, me explicó que todas las personas tenemos una misión en la vida,
y que tenemos que descubrirla para saber hacia dónde vamos y así ir viendo qué
camino tomar, que nuestras vidas tienen que tener un sentido, que no podemos pasar
por la vida sólo por pasar, que es por algo.
Tengo que aceptar que en ese momento no
entendí nada. Y no creí que yo podría
tener alguna misión especial en la vida.
Eso me sonó muy grande. Pensaba
que en realidad vivía por vivir, que según las metas que me planteara y las que
iba logrando y así tenía que ser. Pero
pensar en alguna misión, no y menos sabía cuál podría ser.
Y siguieron pasando los años y mientras yo
seguía en lo mío y ya este tema lo tenía olvidado, fui un día con mi mami a un
lugar de interpretación de la carta astral y cuál fui mi sorpresa que aquella
persona, entre las cosas que me decía, me preguntó si conocía mi misión. ¡Oh, sorpresa! Pero entonces es verdad, existe eso de tener
una misión. Le pedimos nos explicara un
poco y prácticamente nos explicó lo mismo que muchos años antes mi hermano
había dicho. Y además de explicarnos nuestra
misión, la mía y la de mi mami, nos dijo que además mi mami y yo, en ciertos
casos “trabajamos” juntas, pues una complementa a la otra.
Al salir, sentía una sensación extraña pues,
es verdad que recordé lo que dijo mi hermano, pero también era verdad que
durante esos, muchos años, había olvidado ese tema por completo y de pronto
escuchar de un extraño todo eso con ejemplos y datos, pues, hasta el más
incrédulo siempre le da una vuelta más, y como yo no soy incrédula, pues le di
más de una vuelta al tema. Me quedé
sorprendida y muchas cosas, según lo que dijo tenían cierto sentido o
explicación.
Así fue pasando el tiempo y empecé a prestar
más atención a este tema. Sentía una mezcla
entre curiosidad y ganas de comprobar si realmente podría ser verdad o una mera
coincidencia lo que me habían dicho. No
faltó mucho para que aquella frase de mi hermano de muchos años atrás y lo que dijo
aquel intérprete empezara a tener cierto sentido. Me di cuenta que realmente todo estaba
relacionado y que aunque las situaciones eran diferentes, mi posición siempre
era similar. Es decir, cambiaba la forma
pero no el fondo. Entendí que había algo
especial que teníamos que hacer para que nuestra vida realmente tenga
sentido. Entendí que no pasamos por la
vida sólo como un paseo sin rumbo. Comprendí que la vida y el destino nos van poniendo
en los lugares adecuados, en los momentos exactos y con las personas idóneas
para intercambiar experiencias, enriquecernos mutuamente y que cada uno pueda
estar más cerca de completar su misión. Pasamos por la vida para conseguir algo
importante para uno mismo para las personas que están a nuestro alrededor.
A lo largo de nuestra vida vamos conociendo
muchas personas. Hay muchas que se
quedan con nosotros a lo largo de toda la vida, pero hay otras que sólo nos
acompañan por una temporada o como a veces pienso, sólo para un hecho puntual. Pero de todas, siempre aprendemos algo,
siempre nos enriquecemos y siempre nos acercan a nuestra meta.
Sea como sea este tema de la misión y según
lo que cada uno crea, pienso que realmente es mucho más que un paseo
espontánea. Creo que el ideal de cada
uno es llegar a su punto final, completar su misión. Dar lo mejor de uno mismo para dejar una
huella positiva por donde vamos pasando.
Revisemos cuál puede ser nuestra misión, pero
no una misión material o mundana.
Busquemos nuestra misión a otro nivel.
Aquella que nos haga ser mejores personas, dar ejemplo de vida, ayudar a
las personas. Y como me preguntó mi
hermano hace unos 25 años, ahora te lo pregunto a ti: ¿Cuál es tu misión en la
vida?