jueves, 12 de febrero de 2015

Vivir o convivir


 Vivir, con sus sinónimos: residir, habitar, morar; y convivir, con sus sinónimos: habitar, existir, vivir.  Parece que tanto vivir como convivir serían sinónimos, pero la diferencia es que este último (convivir) añade a su definición: con otro u otros, en el mismo lugar, tiempo, espacio  Entonces, ¡no es lo mismo!

Analizar ambas palabras, sus significados y diferencias es uno de mis temas de reflexión de la última temporada.  Al tener una familia, intento convivir con todos, no sólo vivir mi vida.  Me esfuerzo por intentar que los miembros de mi familia dispongan del tiempo y del espacio que necesitan para ellos mismos, pero también espero que sean capaces de ofrecer parte de su tiempo y disfrutarlo todos juntos, sobre todo con buena actitud y en armonía.
La sociedad actual, según un artículo que leí hace poco, te motiva a tener tu espacio, ya no se valoran las relaciones humanas, nos hemos vuelto más individualistas y, por lo tanto, egoístas.  Sea lo que sea que veas o leas, siempre te aconsejan organizar tu rutina diaria de tal manera que puedas sacar tiempo de ella: del trabajo y de la familia para guardarlo sólo para ti.  Y está bien, todos necesitamos un momento para hacer lo que sea que nos guste hacer: ir al gimnasio, ver una película, salir a caminar, tumbarnos al sofá haciendo zapping en silencio, mirar por la ventana, escribir, leer o tantas otras cosas.

Pero, también puedes correr el peligro de pasarte.  Y es que es así, todo nos empuja a vivir de una manera más independiente, preocupándonos, en solitario, de nuestras cosas, aunque involucren o afecten a más personas.  Todos estamos pensando en nuestras propias necesidades y objetivos y no nos detenemos a reflexionar sobre el bienestar común.

Hace poco escuché a alguien de la televisión que decía: “para que tu vida funcione necesitas tiempo para ti, tiempo para tu pareja y tiempo para tu familia”.  Pero, ¿qué pasa si no controlas esos tiempos y te pasas o no llegas?  El tiempo va pasando para todos y te pierdes muchos momentos importantes de de tu familia, ya lo dijo Antonio Banderas el día de la premiación de los Goya.  Buscamos ansiosamente obtener tiempo para todo lo que queremos, estamos como locos por llegar y cumplir, pero muchas veces tenemos que aceptar que no se puede llegar a todo.  Hay que priorizar, organizarse y avanzar hasta donde lleguemos, pero sin dejar de disfrutar cada cosa que hacemos.  Aunque es verdad que muchas veces damos prioridad a nuestros hijos, familia o a nuestro trabajo o a nosotros mismos, pero entonces, ¿siempre estamos fallando a alguien?  ¡Es complicado!  Yo me agobio con esto.

En casa muchas veces es difícil convivir.  Cada uno quiere vivir a su aire, solucionando sus problemas, pero sin compartir tiempo con los demás.  Con tantos dispositivos: tablets, móviles, ordenadores, televisores y todo lo demás que hay por ahí, cada uno se aísla en su propio mundo paralelo, pero en comunidad  Y, es que, ¡trabajo mucho, estudio tanto, hago tantas cosas, que ya merezco tiempo para mí!  No deja de ser verdad, pero somos más en casa.  Me cuesta conseguirlo, me cuesta aceptarlo.  Y es que yo misma, durante el día hago de todo un poco, los chicos, la casa, ir y venir al colegio, la comida, trabajar y cuando quisiera tener ese tiempo para mí o ya estoy demasiado cansada o ahí están los demás y yo quiero de ese tiempo que “me corresponde”.

Al final creo que todo se resume en que cada uno ponga un poco de su parte, intentar convivir con el resto de la familia, pasando tiempo juntos.  Hace mucho tiempo, una persona que  me marcó mucho, me dijo que dentro de nuestro presupuesto mensual también teníamos que incluir el rubro “diversión”.  Tener ese tiempo para cambiar el chip es tan importante como pagar la luz, el teléfono, alquiler y todo lo demás, porque es algo que alimenta nuestra alma y enrique las relaciones personales de las personas con las que vives.  Si sales del entorno habitual (donde ya no tenemos el wifi de casa) y se realizan actividades diferentes, en las que parece que las cosas importantes de cada día como: preparar comidas, limpiar, poner lavadoras, ordenar, etc. ya no son importantes.  Aunque algunos tarden más que otros, finalmente todos terminan cambiando al “chip vacacional” (aunque sólo sea un día).  Es una versión de nosotros mismos, pero más amena, amable, creativa y tolerante que la de siempre.  ¡Pero seguimos siendo nosotros!


Reflexionemos en el significado de las palabras “vivir” y “convivir”.  ¿Cómo estamos viviendo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario