domingo, 22 de abril de 2012

Y nos fuimos a Berlín

Que puedo decir, que experiencia más inolvidable.  Una de las tantísimas cosas que me motivó a venir a vivir a España, era tener a Europa tan cerca e intentar aprovechar esta oportunidad y poder viajar y conocer el viejo continente.  Durante los años que estamos viviendo aquí, hemos aprovechado esta oportunidad muy poco, viajecitos muy cortos y el más interesante y menos organizado fue en el 2008 cuando fuimos con mis papás a Chiavari (Génova-Italia) en coche “aquí no más a 10 horas” nos dijeron, aunque fueron 14 horas o algo más, pero valió la pena.  Es verdad que también hemos ido a Perú y eso también cuenta, sobre todo en el presupuesto, pero bueno, siempre me quedaba esa espinita de poder viajar por Europa.  Uno de mis principales destinos es Alemania.
Este año, así como “propósito de año nuevo” era viajar todos juntos a Alemania y la ciudad elegida ha sido Berlín.
Hoy (22/04) estamos ahora mismo en el avión, disfrutando del vuelo.  Los boletos los compramos en febrero, con mucha anticipación para mi gusto.  Han pasado muchas cosas estos meses que nos tenían preocupados revisando si al final podríamos hacer el viaje.  Pero finalmente se dio.  La noche anterior, con mucha tensión y dando muchas vueltas en la casa y abriendo y cerrando cajones sin cansancio, dejamos las maletas listas.  Pero ¿para qué dormir si a las 3.30 nos tenemos que levantar? No importa, aunque sea dormir unas 3 horas, algo bueno hará.  Hemos salido de casa a las 4.30 de la mañana con mi papi rumbo a la estación para tomar el bus a Barcelona, desde donde sale el vuelo a Berlín.  Aún estaba oscuro y nosotros ya estábamos sentados en el bus, con la ilusión que se nos salía por los ojos.  ¡Imposible dormir con tanta adrenalina!  El conductor del bus muy ameno, iba hablando con los coches que pasaban, los camiones que se cruzaban, comentando con todos, es que estábamos sentados en la segunda fila.  Los chicos bien, Alberto tan pronto pudo saco su videoconsola y se puso a jugar, Aitana luego de llorar porque el abuelo no venía con nosotros y hablar un poco de la oscuridad de la noche se quedó dormida, Jorge dormía también o quizá sólo descansaba con los ojos cerrados y yo pues los miraba y admiraba con una felicidad que no puedo describir con palabras.  En el bus había wifi, así que aproveché el silencio de la noche y la familia en lo suyo para responder algunos mails que tenía retrasados y debía las respuestas.  ¡Aún me quedan muchos!  Después de la primera parada ya llegar a Barcelona parecía que sería inmediato hasta que caímos en el tráfico normal de la ciudad y el conductor sacó a relucir sus mejores expresiones mañas (de Zaragoza) y criticar a los conductores, el tráfico, las calles y más.  Yo sólo veía como iban pasando los minutos y sabiendo que tan pronto lleguemos a la estación, teníamos que comprar los boletos de “cercanías” hasta el aeropuerto.  Con los boletos en la mano nos dicen “por la vía 9 y sale en 6 minutos”.  Teníamos muy pocos minutos para alcanzar al primero que era el ideal.  Al bajar, por el rabillo del ojo alcancé a ver “aeropuerto – 9” y dije ok estamos bien.  Corrimos y llegamos a tiempo a una vía 9 llena de gente.  De todas maneras preguntamos y nos dijeron que estaba bien.  Llegó el tren, nos subimos con maletas y todo, bien sentados y respiramos que el primer transbordo había salido bien.  De pronto un hombre sube al vagón y nos pregunta “¿aeropuerto?  Nosotros le respondemos “sí” y él insiste “¿aeropuerto?” y nosotros asombrados decimos “sí, al aeropuerto” y el hombre ya con otra cara dice “este no, el siguiente, este a …” y nosotros con una cara que no puedo imaginar, ya sentados miramos y nadie tenía maletas y una chica dice “este no va al aeropuerto, va a …” ¡Oh no! ¡Nos tenemos que bajar ya!  Cogí a Aitana de un brazo, entre los tres empujamos las maletas, este señor que nos había avisado nos ayudó y cogió la puerta para que no se cierre y cuando estábamos abajo, el tren cerró puertas y partió.  Este hombre, literalmente caído del cielo, bajó con nosotros y se quedó a nuestro lado.  Le agradecimos, nos salvó.  Miramos los carteles y otro hombre nos explicó que unos minutos antes habían cambiado a la vía 10 (al lado).  Con la mirada intentamos buscar a ese hombre que subió al tren especialmente para hacernos bajar.  Lo vimos entre la gente y luego no lo vimos más.  Tenía unas ganas de ir a abrazarlo y agradecerle.
Ya en el tren, los tres comentamos como ese hombre nos había salvado el viaje.  Si nos hubiéramos equivocado de tren no nos hubiera dado tiempo para llegar a tiempo al aeropuerto.  Teníamos los minutos exactos para llegar a todo “justo a tiempo”.  Ya me conocen y saben que siempre que viajo, ando pensando que me pueden pedir algún papel que no traigo o alguna cosa que puede complicar el viaje, pero después de este momento, sentí un escalofrío que me recorrió el cuerpo.  Recordé que no estamos solos.  Que nuestros ángeles siempre nos están cuidando y guiando.  Me sentí reconfortada y también sentí la seguridad que todo iba a salir bien.  Era la señal que esperaba para calmar mis angustias documentarias y viajeras.
Llegamos tranquilamente al aeropuerto, luego tomamos el buz “lanzadera” que nos llevó hasta el terminal que nos correspondía.  Qué buen día, el bus nos dejó justo al lado de la zona donde nos teníamos que registrar, una maravilla.  Había muy poca gente en el aeropuerto, todo tranquilo.  Nos registramos y entramos directamente a la zona de embarque.
Nos costó un poco pasar los controles típicos de los aeropuertos.  Realmente fue porque olvidamos que teníamos en la mochila una botella de refresco “para luego” y porque Aitana se resistía, insurrecta ella, a pasar por el arco de seguridad.  Ya habíamos pasado todos, pero ella venga a toquetear el arco y a resistirse pasar mientras los controladores decían que no tocará y que si no, no pasaba.  ¡Qué horror, qué stress!  Al final, mientras Jorge sacaba el refresco de la mochila y se deshacía de él yo insistía con los controladores que debía de haber alguna otra manera de que una niña de 2 años pase.  Finalmente me permitieron cargarla y que pase en brazos.  ¡Qué minutos tan poco emocionantes!
Ya en el aeropuerto y antes que nada más, nos fuimos en búsqueda de nuestra sala de embarque para finalmente descansar, ir al baño, desayunar y esperar tranquilamente nuestro vuelo.
Así lo hicimos, nos relajamos un poco hasta que llegó el momento de subir al avión.  Oh, que descarga de adrenalina y emoción.  Ya en nuestros asientos, el avión tardó mucho tiempo en partir y Aitana y Alberto perdían la paciencia.  Una de aburrimiento absoluto y el otro por no poder conectar la consola. ¡El avión ya se mueve, mira por la ventana!  Aitana miraba por la ventana, pero el avión sólo se movía poco y lento.  Mucho rato más tuvimos que esperar hasta que nos pusimos en posición de despegue.  ¡Ya se escuchan las turbinas! ¡Ya vamos a despegar!  La cara de Alberto y Aitana, no tenían precio.  La emoción que transmitían era increíble.  Es que, no hay mastercard que pueda pagar esos sentimientos de satisfacción.
Hace un rato hemos comido el bocadillo y refresco que nos ofrecieron.  Alberto ya duerme, está agotado y Aitana quiere jugar y jugar con su bolsa sorpresa que le han dado en el avión.  Ella que sí durmió en el bus, está fresca y radiante.
En menos de una hora llegaremos a Berlín y estoy segura que lo que vamos a sentir será muy especial.  Este viaje tiene  muchos significados personales para mí, metas, sueños, proyectos.  Además veremos un país y una ciudad que es muy diferente a lo que conocemos.  He tenido la oportunidad de venir veces antes y me he quedado prendada de esta ciudad.  Espero que a los míos les cause el mismo efecto positivo.
Ya les seguiré contando como fue el resto del viaje y las buenas amigas con las que me reuniré después de muchos años.

3 comentarios:

  1. Te felicito Julita por tu viaje y espero ansioso tus aventuras en Berlin donde pienso ir unos dias en Junio.
    Un beso de tu tio Joselo y saludos a Jorge y los chicos

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  2. July que buena narración, no ha faltado detalle.
    Me alegro que llegaran bien. Ahora falta la segunda parte. Esperare la proxima publicación.
    Besos, Caro¡

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  3. estas fueron mis personalmente mas esperados tres dias del anho... me dio mucha felicidad tenerlos y mucha pena que se fueran, sobre todo tu.... pero ya vendrá otra oportunidad y estoy segura que tus metas, proyectos y demás se cumplirán.. un besote grandote, la digna, el practicanto y la peque... :-)

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