Hace unos días mi mami me hizo una pregunta, que a
primera vista sería súper fácil de responder: “July, dime ¿Qué quieres de
regalo de cumpleaños? Dame una lista
para ir viendo que te regalamos.” ¿Quién
no tiene una listita mental de cosillas que quisiera que le regalen? Así, rápidamente es una pregunta sencilla, de
esas que no tienes que pensar la respuesta.
Ahora mismo, estoy segura que más de uno se ha detenido a pensar que
respondería si le hicieran esa misma pregunta.
Obvio que estamos hablando de regalos normales, que para los sueños, en
plan “yo quisiera” pues eso son, sueños y llegarán cuando tengan que llegar,
por ahora aterrizamos y volvemos al mundo real.
Ya pasaron varios días y aún sigo pensando que pondría
en mi lista. Sí, sí, es fácil. Puedo empezar por algo de ropa, zapatos,
algún perfume, que nunca caen mal, o mejor dicho, siempre caen bien. Aunque también podríamos añadir algún
abalorio para ir adelantando la pulserita esa o algún complemento. Sí, sí, tampoco estaría mal. Es que en general, hay tantas cosas que quizá
ahora mismo no tengo en mente, pero realmente me caerían bien y sobre todo me
harían muy feliz. Y es que, como escuché
decir a una señora, que estaba delante de mí en una tienda en la época de Navidad
“Es que yo soy bien agradecida, todo me va bien. Me alegro mucho con recibir un regalo y sea como
sea intento darle uso y disfrutarlo”, pues eso mismo, yo también.
Y volviendo al tema.
Estuve pensando que podía querer o necesitar ahora para ser un poco más
feliz. Ya, claro, es diferente lo que
uno puede “querer” de lo que uno puede “necesitar”. Quizá lo que pueda “querer” es un poco más
banal, más antojo, más mundano, quizá un capricho. Y lo que pueda necesitar, pues bueno, es eso,
necesidades más que otra cosa.
La verdad es que mi primera respuesta rápida,
acompañada de un suspiro, iba a ser algo así como “lo que me gustaría de regalo
para este año no lo venden en ningún lugar y creo que tampoco hay dinero que lo
pueda pagar”. Y es que lo que quiero es
una familia feliz, salud, tener un trabajo que me permita vivir dignamente
mientras me desarrollo personal y profesionalmente y que me dé el dinero
suficiente (no riquezas) para vivir con tranquilidad.
Entonces, ahora pienso que gran parte de esas cosas
ya las tengo. Y lo que no tengo ahora
tampoco es algo que yo pueda controlar. Lo que falta llegará con fe, esperanza e
ilusión en que las cosas recuperarán su ritmo y fluidez en cualquier momento,
que la estabilidad y tranquilidad volverán.
Así que, como ya viene mi día y es como mi año nuevo
personal, lo tomaré como un nuevo comienzo.
No tengo planeado ningún cambio importante, simplemente reforzar la fe y
la ilusión y tener una mejor actitud ante la vida para afrontar de la mejor
manera lo que me toca vivir hoy. Sé que
el mañana será diferente, será mejor.
Esta etapa (que se va haciendo larga) ya pasará.
Y sobre la lista, pues nada, estoy como al inicio,
empezaré a pensar otra vez a ver que puedo querer, eso querer, algún gustito,
algún caprichito. Tengo claro lo que
necesito y lo que tengo y ahora mismo soy feliz.
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