Hace unos días estoy intentando terminar una nueva publicación, pero
me está costando. Hoy, comentándolo,
encontré otra forma para contarlo.
Esta historia va sobre aquellas personas que, sea lo que sea que les
pase en la vida, siempre tienen la capacidad de rescatar sólo lo negativo, lo
malo, lo desagradable, y darle un lugar en su mente y corazón. Están atadas al pasado, a lo que tuvieron, a
lo que fueron, a lo que perdieron, a sus sueños no cumplidos. Según van pasando los años esa capacidad va
tomando más poder, hasta tal punto que, cada vez se hace más real y se
convencen que es cierto.
El mundo sigue girando y la gente va pasando alrededor, se detienen,
se acercan, observan y siguen su camino.
Ya casi nadie se queda.
Al parecer, han perdido la capacidad de ser optimistas y ver algún
detalle bueno de las personas, todos tienen algún defecto, suficiente para no
merecer una relación y menos aún, su amistad.
Encontrar algo bueno o rescatable resulta imposible. Con otra actitud, sabes que todos tienen algo
bueno y de cada uno se puede rescatar algo.
Es cierto que no podemos ser amigos de todo el que se cruce en nuestro
camino, pero también es verdad que no todos tienen que estar vetados.
Analízate y pregúntate si la mayoría de gente te cae bien o mal. Si tu respuesta es que la mayoría te cae mal
y tu opinión tiene fundamento: el que sonríe mucho es porque es un hipócrita y
no se puede ser tan feliz; el que está muy serio es porque es un amargado y
todos tenemos problemas y no es para tanto; el que es ahorrativo, no sabe
compartir. En fin, podríamos seguir así durante
muchas líneas más. No se trata que
siempre estemos rodeamos de mucha gente, se trata que siempre tengamos
diferentes personas a quienes recurrir, con quien tomar algo, con quien
conversar y pasar un buen rato. No todo
el mundo tiene que ser esa persona especial, pero todos tienen algo bueno y
algo bueno para algo, a pesar de los defectos.
A las personas que son así se les llaman “gente tóxica”, porque sin
darse cuenta van contaminando su entorno, a las personas que tienen a su
alrededor. Son personas con heridas
emocionales profundas que no las han logrado curar. Las personas tóxicas
potencian nuestras debilidades, nos llenan de cargas y frustraciones, algo así
como “un mal entre dos es menos atroz”, nos intentan llevar a su terreno, donde
todo es gris.

Dependiendo de nuestros
momentos emocionales todos podemos tener nuestro periodo tóxico, pero lo
importante es que seamos conscientes y no nos dejemos llevar, porque se llega a
un punto que es una caída libre sin fin.
Mejor ser y rodearnos de
gente positiva, de esas que nos motiven para ser mejores personas, que se
alegren con nuestros logros y compartan los buenos momentos con felicidad y los
malos su compañía.