Como algunas –muchas- personas saben, ahora estamos de regreso en casa, luego de haber pasado tres semanas en Lima. Perdón a las personas que no avisé, a las que no pude ver, a las que no contacté.
El motivo de viaje no fueron vacaciones o disfrute, ni tampoco fue planificado. Hace un par de meses recibimos una noticia muy difícil y dura de aceptar y asimilar. Problemas de salud en la familia. Luego de analizar mucho, intentando encontrar el equilibrio entre la sensatez y el sentimiento y gracias al apoyo de algunas personas, logramos viajar, aprovechando los días de vacaciones de verano de todos nosotros.
Tenía tantas ideas en la cabeza antes de viajar. Pensamientos y sensaciones que no tenía muy claro como iba a manejar o controlar. La última vez que fuimos a Perú fue en 2008 y me había despedido de algunas personas pensando que quizá no tendría la oportunidad de verlas otra vez. Pensaba que era probable, que por su edad la vida no me daría esa oportunidad otra vez de verlos y abrazarlos otra vez.
Tengo que agradecer a Dios, a la vida porque he tenido la oportunidad de abrazar y disfrutar de muchísimas personas a las que quiero mucho y son importantes en mi vida.
Esta vez me quedé pensando que cada día nos despedimos de mucha gente, de muchas personas que son parte de nuestra vida, en determinados momentos tienen una influencia o participación más intensa que en otras etapas, pero finalmente son parte de nuestra vida. No tiene que ver con la edad ni nada la posibilidad de que sea la última vez que la veamos.
Durante este viaje, a pesar del motivo principal que he comentado líneas arriba, he podido aprovechar y disfrutar de mi familia y algunos amigos. Personas que, como les digo, son parte de mi. La pena es que una quisiera poder disponer de más tiempo, que los días tengan más de 24 horas para poder ver y disfrutar de todos por más tiempo. Pero ya sabemos, en vacaciones los días se pasan más rápido.
He regresado a casa cargada de energías positivas. He compartido momentos con mis abuelos, hermanos, cuñadas, sobrinos, tíos, primos, suegros, suegras, cuñados, etc., etc., etc. y más personas que me han hecho sentir a gusto, feliz. He sentido el cariño y espero todos ellos hayan sentido lo mismo por mi parte.
Gracias a todos por hacer que estos días en Lima sean inolvidables.
Espero que pronto nos puedan venir a visitarnos y compartir con nosotros un poco de nuestra nueva (vieja) vida en España.