Cuando tu capacidad económica bloquea tu capacidad de soñar, de desear,
de querer algo más. Es verdad que,
durante las etapas de crisis económica aprendemos a valorar muchas cosas que
dábamos por sentadas. Nos ajustamos el
cinturón revisando cada factura, cada servicio, que no se nos escape ni un
céntimo más de lo necesario por ningún lado.
Buscamos las mejores ofertas, los mejores precios, las gangas o los
chollos para conseguir más y que nos cueste menos.

No quiero que mi capacidad de soñar dependa del dinero que tengo en el
banco o en el monedero. Quiero seguir
soñando a lo grande, pensando que todo eso, en algún momento de mi vida, con
esfuerzo, se hará realidad.
Quiero recuperar esa capacidad de disfrutar de la vida, de lo que
tengo hoy, de los pequeños detalles y de las cosas simples que valen más. De mi familia, de que todos tenemos salud y
nos tenemos los unos a los otros.
Supongo que lo demás irá llegando, poco a poco. Algunas cosas sí y otras quizá no, pero con
ilusión, seguro que ni cuenta me doy.
Disfrutemos de lo que tenemos hoy, ahora. No permitamos que los problemas nos quiten la
sonrisa de la cara y nos repriman. La
vida es hoy y es corta, no perdamos el tiempo.