Como les había contado en alguna publicación anterior, a mi me gusta mucho, todo lo relacionado con la leída de cartas, cartas astrales, energía y demás. Son cosas que no rigen mi vida, de ninguna manera, pero me da muchísima curiosidad ver como te pueden decir algo de tu pasado que sea verdad o que te puedan decir algo del futuro, que tú no controles, pero que finalmente pase. Es muy interesante.
Resulta que hace casi 10 años, cuando me hicieron e interpretaron mi primera (y única) carta astral, entre muchas cosas que me dijeron, me informaron que según mi constelación (y otros términos que ya no recuerdo claramente), Plutón estaba presente en el momento de mi nacimiento.
¿Plutón? Pensé yo, el último planeta del sistema planetario solar, que ya ahora mismo, dicen que ni es planeta.
Intentaba imaginar que relación o efecto podría tener Plutón en mi vida. ¿Qué me podía pasar si Plutón estuvo “ahí” en el momento exacto de mi nacimiento? Me explicaron que aunque tenía “muy buena estrella”, durante mi vida sentiría constantemente la presencia de Plutón. Lo sentiría en las cosas que decidiera hacer, me costaría mucho conseguirlas, habrían pequeñas cosas que se interpondrían siempre en el proceso, siempre con obstáculos e inconvenientes, pero que gracias a la “buena estrella” al final siempre saldría bien, con buenos resultados, aunque un poco agotada del stress y esfuerzo.
Miré un poco hacia atrás intentando comprobar si podría ser verdad lo que me decía. Sí! era verdad. Con el pasar del tiempo he tomado más en cuenta la existencia y presencia de Plutón y en mi vida. Y tengo que dar razón a aquella interpretación de mi carta astral.
A modo de anécdota les contaré algunas de mis últimas experiencias con mi querido Plutón. Ya al final, sacarán sus propias conclusiones.
En el año 2008, cuando viajamos a Perú, me di cuenta que tanto mi DNI como mi pasaporte peruano estaban caducados. Claro! para sacar el pasaporte tenía que tener el DNI, y para conseguir el nuevo DNI necesitaba 3 ó 4 meses y ya sólo me quedaban 3 meses justos. Así que imposible. Entonces pensé usar únicamente mi pasaporte italiano para realizar el viaje. Cuando lo voy a revisar este también estaba caducado! Que horror!! En el Consulado Italiano en Zaragoza me dicen que no tarda más 30 a 45 días tener el nuevo pasaporte.
Como estábamos a casi 3 meses, perfecto! ¿Saben cuándo recibí el pasaporte? Lo recibí 3 días antes de viajar, pagando además un servicio Express de envío desde el Consulado de Barcelona al de Zaragoza porque si no, no llegaba. Ahí me enteré que el 2 de junio es la Fiesta de la República Italiana , y yo viajaba el 8 de junio. Nunca lo olvidaré.
Sigamos con algo más actual. Desde el año pasado llevamos varios meses de trámites en diferentes oficinas e instituciones, estamos renovando nuestros documentos de residencia, pasaportes y además la inscripción de Aitana, que es un trámite completamente nuevo para nosotros.
Al nacer, Jorge la inscribió, empadronó y todo lo que le dijeron se tenía que hacer sin perder ni un día. Le informaron que, para obtener la nacionalidad española, que ya no se concede simplemente por nacimiento, tiene que estar empadronada un año y luego ya se le otorgaría.
En principio pensamos que si nació aquí y tenemos la idea de seguir viviendo en España sería conveniente que sea española. De todas maneras queríamos que tenga la nacionalidad peruana. Uno nunca sabe las vueltas que da la vida, el mundo y no es bueno anular posibilidades para el futuro.
Averiguamos los requisitos para su inscripción también en el Consulado Italiano. Así que aún estando de baja maternal fuimos al Consulado Italiano con todo preparado para inscribirla. La chica que atendía nos comentó que si la inscribíamos sin tener algún otro documento o nacionalidad era muy probable que la inscribieran con los dos apellidos de Jorge y de cualquier manera. Es decir, según el gusto y criterio del funcionario a cargo. Nos sugirió que primero la hagamos española o peruana y luego con su documento ya hagamos el trámite y así evitaríamos cualquier enredo posterior de nombres, apellidos o cosas así. La explicación y sugerencia totalmente válida. Esperamos entonces.
Como teníamos que esperar que pasara ese primer año de residencia y visto que la inscripción italiana dependería de cualquier otra, decidimos adelantar y solicitar su inscripción en el Consulado Peruano en Barcelona. Nos preparamos, sacamos la cita con anticipación, preparamos los documentos y nos fuimos a Barcelona.
Contactamos al señor que nos tenía que atender, le entregamos los documentos y nos mira y dice “¿Están seguros que la quieren hacer peruana? ¡Qué luego tendrán problemas para hacerla española!” Al principio, no le hicimos mucho caso y seguimos con el trámite. Recogió los papeles y se fue. Al rato regresó y dice “Todavía no he hecho nada. ¿Están seguros que la quieren hacer peruana sin tener aún la nacionalidad española?” Tanto insistió e insistió que al final le pedimos nos explicara y nos comentó los posibles problemas que tendríamos y que nos convenía esperar hasta que tenga la nacionalidad española y luego regresar por la peruana, que finalmente no había ningún problema en solicitarla más tarde, hasta antes que cumpla 18 años. Así fue, recogimos nuestros documentos, formularios, fotos, etc. y salimos del Consulado tal como llegamos. Aprovechamos el viajecito a Barcelona para comer por ahí, pasear un poco y coger el camino de regreso a casa de 4 horas.
Dadas las explicaciones de ambos consulados, decidimos esperar que pasara el año, que le concedan la nacionalidad española y luego continuar con los demás trámites.
Un mes antes de que se cumpliera el año de residencia, busqué los requisitos para sacar los papeles españoles de Aitana e ir preparándolos con anticipación. El único requisito a solicitar era un certificado de nacimiento que diga “emitido para trámite de DNI”. Yo pensé, eso sí que es fácil, eso sí que podemos conseguir! Mi alegría e idea de que todo estaba camino a resolverse duró poco.
Me fui a la oficina de los Registros Civiles y la funcionaria me dijo que no me darían un certificado para DNI, porque Aitana no era española. Le dije que lo sabía pero que quería sacarle ya sus papeles para que sea española. Me preguntó si ya tenía el año de residencia. Le enseñé el empadronamiento demostrándole que ya faltaba menos de un mes para que se cumpliera y que estaba adelantando los documentos para el día que vaya a la policía a tramitar su DNI y pasaporte. La funcionaria revisó todo y resolvió diciendo que no me darían el certificado porque no había hecho aún la solicitud de nacionalidad española para Aitana. Además me comentó que sería más rápido esperar que le otorguen primero la nacionalidad a Jorge, que recién la había solicitado y que él la pidiera para Aitana, que hacer el trámite para ella misma.
Me explicó que era “un año de residencia legal”. Es decir, que Aitana tenía que tener una tarjeta de residencia, como cualquier extranjero y al cumplir un año de residencia legal, recién podríamos solicitar su nacionalidad española, que tarda unos 2 años más aproximadamente.
Oh no! Habíamos esperamos casi un año, habíamos intentado inscribirla en los dos Consulados posibles y al final habíamos perdido un año!
Y no sé si se han dado cuenta, pero Aitana estaba a punto de cumplir un año, y hasta ese momento era “ciudadana del mundo”. No tenía documentos de ningún lado, de ningún país, estaba de ilegal en España, era una “sin pa” (sin papeles) a pesar de los intentos y esfuerzos en hacerla legal.
Al final y ya un poco desanimados con todos los trámites truncos, decidimos empezar otra vez por el Consulado Peruano. Sacamos nuevamente la cita y nos fuimos a Barcelona. Finalmente salimos felices con la partida de nacimiento y el justificante del pasaporte peruano, que sólo había que esperar un mes para recibirlo en casa. Ya se veía, por fin, el inicio del camino a la legalidad.
Luego de poco más de un mes, recibimos el pasaporte peruano, solicitamos la residencia legal, pero al ser peruana y ser su primera solicitud, el trámite dura unos 5 meses en total. La próxima semana debería estar ya, finalmente, su tarjeta de residencia lista para recogerla en la policía.
Paralelo, en noviembre nos fuimos al Vice-Consulado Italiano en Zaragoza. Presentamos todos los requisitos y nos dijeron que en 45 a 60 días estaría la ciudadanía italiana lista y que podríamos solicitar su pasaporte italiano. Ya han pasado unos 120 días, es decir unos 4 meses y aún no tiene la nacionalidad italiana concedida. Cada vez que pregunto, la respuesta es “déjame revisar la última lista… (silencio o sólo ruido de ratón click click)… no! En esta lista no está. Llámame otra vez en unos 15 o 20 días más para revisar la siguiente lista”.
A mediados de febrero recibí un mail del Consulado Italiano en Barcelona, al que corresponde el Vice-Consulado de Zaragoza, pidiéndome que enviara mi certificado de matrimonio. Me llamó la atención porque al casarnos en 2005 presentamos todos los documentos para registrar el matrimonio en el Consulado Italiano en Lima. Por suerte, tenía el resguardo de todo lo que había presentado en Lima para la inscripción y lo envié por mail.
Logré ponerme en contacto con el Vice-Consulado en Zaragoza, que sólo atienden 3 días a la semana 3 horas cada día y mientras atienden a alguna persona, no contestan el teléfono, para consultar sobre la inscripción de Aitana y por qué me habían pedido el certificado de matrimonio. Me explicaron que era imprescindible estar casada conceder la nacionalidad italiana a mi hija.
Aunque la persona que atiende en el Vice-Consulado es amable, también es un poco seria y no me pude contener la risa, asumiendo que era una broma, esto de tener que estar casada para la nacionalidad a los hijos, si casada o no, es hija mía y punto.
Le pregunté, como para continuar su broma, ¿Qué pasaría si no estuviera casada? Ella cambió su tono, entre sorprendida y preocupada y me dice “Si no estás casada no le darán la ciudadanía italiana a tu hija”. ¡¿Qué?! ¿En qué tiempo estamos? Insistí ya más sería, pues aunque yo estoy casada, estoy segura que hay mucha gente que no lo está, tiene hijos y quiere darle su nacionalidad a su hijo. Me explicó que para poder inscribir a un hijo hay que estar casado, pero que si no estaría casada simplemente tendría que firmar una declaración jurada indicando que este hijo es fuera del matrimonio. Me quedé de una pieza.
Ahora, seguimos con paciencia esperando noticias de los trámites de Aitana.
Y ya lo más reciente, es que hemos tenido que renovar el pasaporte italiano de Alberto. Así que otra vez al Vice-Consulado Italiano con todos los requisitos, fotos, todo en original más 3 fotocopias y un sobre “amarillo y pre-pagado” de Correos que sólo lo venden en una oficina de correos porque ya no se vende. Una vez ahí, la señora me pregunta “¿No habrás traído el documento de defunción del padre?” Y yo con una sonrisa radiante le digo que sí, pero no porque me lo había pedido, sino porque al salir de casa, mi sexto sentido o buena estrella me hizo cogerlo pensando “no será que me lo piden”. Luego ella me indicó que tenía que ir a un banco a pagar el derecho de pasaporte y ya que iba que aproveche en sacar las 3 fotocopias del certificado de defunción y de mis documentos (que tampoco había pedido). Nos sugirió que vayamos al Corte Inglés que no cierra a la hora de comer. Salimos corriendo con Alberto al banco, llovía. Preguntamos donde podríamos sacar las fotocopias, pensando encontrar un sitio más cerca. Nos indicaron un lugar, pasamos pero ya estaba cerrado. Claro! ya casi eran las dos de la tarde, es normal. Nos apuramos en ir al Corte Inglés y corriendo llegamos donde estaba la fotocopiadora, esperamos nuestro turno y el dependiente nos dice “¿Fotocopias? La máquina está malograda y todavía no la vienen a reparar.” No lo podía creer, eran ya casi las dos de la tarde y además de no tener las fotocopias, estar húmedos de la lluvia, no llegaríamos a tiempo para entregar el justificante del pago al Consulado. Fuimos corriendo, ya sudábamos y le expliqué a la señora lo que había pasado y que no habíamos podido sacar las copias. Le insinué si ella podría sacarlas y nos calmó diciendo que no nos preocupáramos, que las mandemos por correo o cuando pasemos por ahí, las dejemos en un sobre en el buzón. Revisó el expediente y dijo “Bueno, eso es todo, cuando reciba las fotocopias mando todo a Barcelona y ya te llegará el pasaporte nuevo en unos 2 meses o antes”.
Entonces, ¿qué piensan ahora sobre la presencia de Plutón en mi vida?