Cada año he aceptado con alegría y hasta con orgullo
la edad que cumplía. Nunca he sido de
las personas que se baje la edad o ande enredando. Al contrario, siempre he dicho con total
sinceridad los años que llevo a cuestas, salvo error involuntario. Además, cada vez que me lo preguntan siempre
respondo mi edad, la que sea, añadiendo siempre la frase “y bien vividos y bien
disfrutados” y es que es así. Considero
que he tenido y tengo una buena vida.
Cada año he aprendido nuevas cosas, algunas lecciones han sido más fáciles
que otras y por lo tanto las etapas han fluido más fácil y otras no tanto, pero
a la larga todas son lecciones de vida, experiencias que si se aprovechan bien
nos vamos haciendo mejores personas.
Este año no será diferente a los anteriores, aunque
mi sensación con la edad que cumplo no es la misma que en los últimos años.
No lo puedo explicar. Siento que a lo largo de toda mi vida he
pasado muchas cosas y como les decía líneas arriba, lo importante es aprovechar
las experiencias que nos tocan vivir de la mejor manera posible para avanzar un
poquitín en la vida y es lo que he intentado todos estos años.
Pero este año, lo estoy esperando con la misma ilusión
de siempre, contando los días que quedan, planeando qué, con quiénes, cuándo,
cómo, dónde, etc. etc.… Sé que como
todos los años empiezo a volver locos a los que tengo a mí alrededor, a los que
estarán ese día y a los que no para ver cómo me pueden acompañar, y, es que me
gusta celebrar mi cumpleaños. Alguna vez
me dijeron que el cumpleaños es como “el año nuevo personal”, es nuestro propio
año nuevo, día para reflexionar lo pasado en el último año, hacer nuevos
planteamientos, propósitos y celebrar por lo logrado y por las nuevas metas. Así que fue que encontré la excusa perfecta
para celebrar con más gusto mi día, mi cumpleaños. Ahora que como “santa de pueblo”, si puedo
empezar con las celebraciones días antes y terminar días después, tampoco pasa
nada. Hace muchos años, me pedía la
semana completa de vacaciones del trabajo para estar tranquila y relajada y
organizarme a mi ritmo.
Pero este año, en particular, he asumido que me hago
mayor, pero de verdad. Hace años que
vengo justificando mis olvidos, distracciones y ya hasta por gracia diciendo “es
que me hago mayor”, y aunque no deja de ser una verdad y como siempre dicen, la
juventud se lleva en el alma y en mi alma soy muy joven. Pero ese no es el problema. En realidad, tampoco es un problema, creo yo
que tiene que ver con una actitud hereditaria con relación a los años que
cumplimos y sobre todo cuando llegamos a un número redondo. Lo explico, desde que mi padre cumplió 32 años
y durante los años siguientes años, cada
vez que le preguntabas por su edad, él siempre respondía “casi 40”. Y así por los siguientes 7 años respondió
eso, hasta que por fin, al octavo año, cumplió 40. Yo he tardado menos o he sido un poco menos
exagerada. En pocos días cumpliré 38,
estoy sólo a dos años de cumplir 40! Es
un número que pesa mucho, ¿no creen?
A veces pienso que los 40 es como la mitad de la
vida, porque aunque siempre decían que la mitad son los 50 años, en la realidad
(y más aún como están las cosas) poco llegaremos a vivir 100 años, podría ser
más probable llegar a unos 70-80 años. En
fin, si los 40 es la mitad de la vida según mi teoría, a estas alturas debería
de tener algo más claras las cosas de mi vida, ¿no? Está claro y sobre todo los que me conocen,
que yo soy de “fácil agobiar”. Entonces
llegado a este punto, pienso que sólo me quedan dos años, sólo dos años para terminar
de organizar mi vida. ¡Por favor! ¡Dos años no son nada! Si ya han pasado 38 y aún no lo tengo
claro.
De pronto pienso, que esta teoría es sólo una
teoría, no demostrada además, porque tampoco puedo decir con certeza que viviré
hasta los 70-80 años. Entonces igual no
tengo de que agobiarme. Simplemente
seguir buscando cada día la felicidad, que sabemos que no es un destino, sino
un camino, el propio camino de la búsqueda de la satisfacción, de la felicidad
misma.
Seguir disfrutando la vida que tenemos. Seguir calzándonos lo que nos toque cuando
nos toque y celebrando todo lo que podamos celebrar, porque para eso nos pasan
cosas buenas, para recargar energías y seguir teniendo ilusión y alegría para
seguir adelante.
Ya falta poco para añadir una primavera más a mi
vida. Como otros años crearé y buscaré
la felicidad para que sea especial y pasarlo genial. ¿Cómo?
¡Buena pregunta! No lo tengo
claro, para variar, pero lo que sí tengo claro es que será genial.
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