El inicio
de cada año es la época ideal para desempolvar nuestra lista de sueños y metas
y plantearnos una nueva estrategia para que se hagan realidad. Tenemos tantos buenos deseos para nuestro
nuevo año y hasta para toda la vida que a veces no nos cuesta priorizar.
Es verdad
que la vida es dura para ti, para mí y en realidad para todos. Hay etapas que las vivimos llenas de alegrías
y buenos momentos. Nos olvidamos de los
problemas y dificultades y disfrutamos de éxitos y satisfacciones. Pero tenemos otras épocas que cada día parece
ir cuesta arriba, todo son dificultades e inconvenientes. Nos olvidamos de esos buenos momentos vividos
y parece que esta etapa será eterna. Lo
importante es, a pesar de las dificultades, no dejar de luchar, no dejar de
tener fe y sobre todo mantener la esperanza en que siempre hay luz al final del
camino., por más oscuro que sea el camino.
Estos
últimos años me ha tocado vivir mi etapa difícil. Ha sido una época de no salir de una para
caer en otra. Nunca me había sentido
así, realmente llegar a pensar que finalmente se me estaban acabando las
energías para poder seguir luchando.
Justamente lo opuesto a lo que decía líneas más arribas. El camino se veía cada vez más oscuro y
sinuoso, lleno de obstáculos y trampas.
Hace unas semanas las cosas parece que empiezan a cambiar. ¡Por fin!
Como toda
etapa difícil ha afectado a mis pensamientos, a mi mente y a mi cuerpo. Cambiamos todo, nuestra cara, nuestros deseos
y nuestras metas. Cambiamos la forma de cómo
nos vemos a nosotros mismos y como vemos al resto de las personas, cómo vemos
nuestra vida y el futuro. En definitiva,
cambiamos toda la percepción de nosotros mismos y de lo que nos rodea.
En fin, a
pesar de los obstáculos que se nos presentan cada día y que a veces parece que
llegan todos juntos, los mejor es ir superando uno a uno, momento a
momento. Como dicen, cuando tienes un
gran problema, tenemos que conseguir despiezarlo en muchos pequeños trozos. Ahora tenemos muchos pequeños problemas, que
seguramente vamos a resolver más fácil que todos juntos.
Durante esta
etapa es tan importante vivir de la ilusión y de la esperanza, creer firmemente
que las cosas van a mejorar. Cuántas
veces creemos que finalmente ha terminado esta etapa, pero de pronto, ¡no! De pronto pasa algo y nos damos cuenta que todavía
nos toca aguantar un poco más. No siempre
hay mucho que podamos hacer, a veces dependemos de terceras personas para
superar estos momentos y no es posible controlar la situación. Es que se trata de eso, de aguantar y tener
paciencia.
Tarde o
temprano las cosas empezarán a mejorar y tenemos que estar preparados para
cuando llegue ese momento.
Ya lo dicen
hasta los políticos (y no significa que me fie de los partidos políticos ni de
gobierno ni de oposición) que este año las cosas empezarían a mejorar y se
tenía que empezar a notar. Pues es un
poco lo que está pasando. De todas maneras,
aunque creo que las cosas están empezando a mejorar, no puedo negar que todavía
hay unos últimos manotazos difíciles, pero a la larga ya empiezo a ver la luz
al final del túnel.
Ahora que
las cosas parece que empiezan a encontrar su estabilidad siento que puedo recuperar
el aire, la respiración. Aún con algo de
desconfianza, pero con ilusión vuelvo a tener planes, otra vez puedo
soñar. Y muchos dirán que uno no deja de
soñar. Yo les digo que sí. Es la primera vez que me ha pasado. Llegué a un punto en el que sólo me
interesaba sobrevivir, día a día, un día más.
No planificaba el futuro. Sabía
que de todas maneras iba a llegar y como estaba perdiendo la percepción de la
realidad, tampoco sabía cómo iba a llegar, entonces, aunque sin asumirlo
realmente, sólo esperaba que las cosas pasen.
Como nunca antes en mi vida, estaba de pie viendo como corrían los días,
como se sucedían las cosas y yo sin hacer nada para que las cosas pasen
diferente. Van pasando los días y sigo
desempolvando mis sueños.
En estos
años, los sueños y metas de mediano y largo plazo han cambiando. He replanteado muchas cosas de mi vida y yo
que yo puedo afectar a mi familia. He
valorado, a duras penas, lo que realmente es importante y por lo que vale la pena
lucha. Cada persona tenemos nuestras
prioridades y nuestras metas, con lo cual cada uno tiene su propia lista de
cosas importantes.
Es verdad
que la vida es dura para ti, para mí y en realidad para todos, pero para todos
llegará el día que nuestra carga se volverá más ligera y empezaremos a
disfrutar de lo que vale la pena. Sólo
tenemos que mantenernos fieles a nuestros valores y sentimientos, creer que
todo irá mejor, que tarde o temprano llegará ese día y tenemos que estar preparados
para llorar de alegría. Hasta que no
llegue ese momento no sabemos lo fuerte que somos al ver los
obstáculos que hemos superado y no sabemos lo paciente que somos al ver todo lo
que hemos resistido al pie del cañón y con el alma herida.
Paciencia, que es verdad lo que dicen
y de muchas maneras “después de la tormenta siempre llega la calma” o también “Dios
aprieta pero no ahorca” y también “no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que
lo resista”. Cree en ti y en tu fuerza
interior, cree en tu Dios y haz todo lo que tú creas que está en tus manos para
avanzar y luego espera ver como las cosas, aunque sea lentamente, irán recuperando
su rumbo.
Ya puedes sacar tu lista de
sueños y metas y replantearlos con tu madurez actual, disfrutar de la vida y volver a soñar.
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