lunes, 13 de enero de 2025

Una despedida a la distancia

Desde lejos, las cosa se sienten de una manera muy diferente. 

Cuando tomas la decisión de dejar tu país y buscarte la vida en otro lugar, tienes que asumir que desde el momento que te subes al avión, o lo que sea, justo desde ese momento te perderás muchas cosas y muchas otras no las volverás a vivir como antes: bodas, nacimientos, celebraciones, muertes y festividades como la Navidad, entre otras.

Hoy me centro más en la muerte.




Estos últimos años he tenido que despedirme de varias personas importantes para mí. Lo que ha sido diferente es la distancia.

Esta es una de las publicaciones que tenía en el tintero desde finales del 2023, esperando darle una vuelta y que vea la luz. Y finalmente ha llegado su momento.

Una amiga muy especial murió en noviembre del 2023. Todo fue rápido, muy rápido, demasiado rápido. Me hubiera gustado tener más tiempo, ser más consciente de lo que estaba pasando y de lo que pasaría. Todos deseamos tener un rato más con esas personas que se nos han adelantado. 

Si alguien muere y estás allí, durante unos días tu vida se detiene, cambia de ritmo, te mueve desde los cimientos y te recuerda, otra vez, que sólo estamos de paso. Vas al velatorio o tanatorio, ves a la familia, otros amigos en común, lloran y recuerdan juntos a esa persona que ya no está.

Pero, ¿qué pasa si estás lejos? Esos días se convierten en momentos intermitentes que avanzan y se detienen, te paras, respiras y piensas. Piensas y recuerdas que estamos de paso, recuerdas a esa persona y que no le podrás dar un último abrazo, aunque unos días antes hablaste con ella y le dijiste muchas cosas. Ahora ya no está más entre nosotros, como otras personas que se nos adelantaron.

Todos buscamos la manera de sentir menos dolor ante estas situaciones. Soy consciente que en estos momentos me vuelvo más racional de lo habitual. Intento ver el lado bueno, que si lo piensas, siempre lo hay. Se acaba el dolor físico para esa persona y su familia y tantas otras cosas más.

Eso en los momentos racionales, pero,  y el resto de esos momentos intermitentes que interrumpen tu rutina diaria y estás a solas o en silencio?

Recuerdo su vida, su esfuerzo, su dolor, sus alegrias, sus logros, sus metas y todo eso que ya pasó. Pienso lo que es justo o injusto y desde mi punto de vista, todo debió ser diferente y se resume en un ¡NO ES JUSTO! A veces, la vida es un caca.

Ella siempre fue una gran luchadura porque la vida no le dio otra opción y después de varios meses luchando contra el cáncer, su cuerpo, finalmente descansó. Nunca se dejó vencer, luchó cada día, día a día, sin perder la esperanza y la sonrisa. Cuando le dijeron que ya no había más que hacer, tampoco se rindió, yo creo que ella no sabía como hacerlo. Se resignó y aceptó que su hora estaba cerca. Preparó y arregló todo. Al hablar con ella te dabas cuenta que ya había aceptado su destino, una vez más, que le tocaba ser (aún más) fuerte.

Prepararse emocionalmente para algo así, si lo piensas bien, tiene que ser muy fuerte preparar a tus hijos, amigos y a ti misma para algo tan definitivo.

A la distancia percibía que se estaba preparando. Recordaba a otra amiga que una vez me dijo que cuando sabes que tu hora está cerca, hay que prepararse. No se trata de perder la esperanza, se trata de aceptar una realidad y aprovechar la oportunidad de hacer y decir lo que es realmente importante, de aprender a despedirse.

Ella aprovechó esa oportunidad y, tengo la sensación que las cosas fueron como ella quería, como lo expresó y organizó.

Aquí comparto una canción que “robé” del perfil de una amiga 2 o 3 semanas antes. La escuché y presté atención a la letra, aunque también tiene un ritmo pegajoso. Te pido escuchar la letra con atención. Quizá conoces ya esta canción, quizá no. Quizá te llamará a la atención hablar del día de la muerte con un ritmo tan alegre. No está mal pensar en eso.

Luego me enteré que durante el velorio de mi amiga pusieron esa canción “porque era la canción de su mamá”.

Dale al volumen, escucha la letra, sigue el ritmo.


Me faltó ese último abrazo en persona, aunque nos lo dimos en las últimas llamadas, videollamadas, audios y mensajes. Esto calma un poco el dolor, pero no es suficiente.

Querida M.K. te recordaré siempre como esa mujer guerrera y luchadora hasta el último dia. Una gran amiga, con un gran corazón. Nunca olvidaré los Zigarrettenpause para hablar un poco y cortar la rutina del día a día en la oficina.

Gracias por tu amistad y ejemplo, siempre estarás en mi mente y en mi corazón.  Miles de besos al cielo!

¡Mientras vivas en los recuerdos de los que te queremos no mueres!