Hace unos días me preguntaba, ¿en qué momento nuestros hijos dejan de
ser lo que esperamos?
Cuando son bebés, todo gira alrededor de ellos, son el centro de tu
vida, de tu mundo. Actúas, sin ningún
manual de instrucciones, de la mejor manera posible. Pero esa etapa de bebé, aunque es agotadora:
noches sin dormir, leches, pañales; es la etapa más simple que se puede vivir como
padres.
Luego, tu pequeño bebé va creciendo, aún es un niño pequeño,
dependiente, pero va ganando independencia.
Si tienes que trabajar, puede ser que te ayuden los abuelos, algún amigo
o familiar o, si no tienes otra alternativa lo llevas a la guardería o nido
para que tu pequeño inicie una nueva etapa de aprendizaje y
sociabilización. Durante esta etapa ya empiezas
a perder el control total sobre su vida.
Por más agenda o comunicación que haya, ya existen pequeñas lagunas en
la vida de tu bebé que no puedes conocer al cien por cien. Pero aunque pase esto, sigue siendo tu bebé, tu
pequeño, que al final del día se queda dormido en tus brazos.
Proteges su entorno, se relaciona con la familia, amigos. Sus amigos los eliges tú y así estás
tranquilo.
Ya más grande, empieza el colegio y pasa más tiempo en su nuevo
espacio, aprendiendo muchísimas cosas, como a relacionarse, sociabilizar,
elegir a sus amigos. Aunque en realidad
tampoco es del todo así, porque juega con quien quiere y a esta edad realmente
no son amigos, simplemente son los compañeras con los que hoy coinciden en el mismo juego, sus
relaciones son más básicas. Para el
resto de actividades sigues eligiendo a sus amigos, según tu relación con los
padres.
Tu pequeño y tierno bebé sigue creciendo y ya le toca hacer la
comunión. Ya va creciendo, creando su
círculo de amigos, sus hábitos de estudios y estrategias para aprobar el
curso. Según qué cosas haga o deje de
hacer, con quienes se relacione dentro y fuera del colegio, se va acercando o
alejando de ese plan que tenías para él.
Todavía es dócil y va aceptando consejos e indicaciones y se deja guiar,
aunque, sin que te des cuenta, sigue tomando sus pequeñas grandes decisiones y
va viendo sus consecuencias.
Ahora es tu hijo quien elige tus relaciones, según que amigos tenga,
te vas relacionando con sus padres.
El niño de tus ojos ya es un adolescente. Ahora es cuando estás a prueba. ¿Cuánta
paciencia, aguante e imaginación tienes para sobrevivir con un adolescente en
casa? El pequeño está terminando
primaria, va eligiendo nuevos amigos.
Tomas aire y respiras profundamente esperando que esos nuevos amigos que
tiene ahora y que dice son sus mejores amigos para toda la vida, sean personas
que le aporten cosas positivas.
Ahora cada uno ha elegido a sus amigos.
Como eres su padre o madre te dirá sólo lo que quiere que sepas. Ya tiene novia, la ha elegido por aspectos
que desconoces, unas veces entiendes y otras no. Ya fuiste adolescente, según lo que vas
viendo imaginas cómo va a terminar.
Intentas alertar de los malos pasos para evitarle la frustración y el
dolor, pero, aunque nos duela tiene que aprender y conocer el dolor y
frustración, las consecuencias de sus decisiones. A algunas cosas te hace caso, a otras se
arriesga, creyendo, con la fuerza de su juventud, que lleva la razón y la
verdad. Además ahora tú eres mayor y las
cosas no son como antes.
Te dedicaste siempre a transmitirle interés por estudiar y ser alguien
en la vida, por explicarle que, para conseguir sus metas personales y profesionales
tiene que esforzarse siempre y no perder su rumbo. Siendo aún joven decidirá qué estudiar y
hacer con su vida.
En fin, ya han pasado muchos años, muchas noches en vela, muchas
lágrimas y más alegrías, algunas decepciones y más situaciones que te han llenado
de orgullo. Ya viene tomando sus propias
decisiones y, si bien para ti siempre será tu bebé, ahora es un adulto que va
llevando su vida, con los estudios que haya realizado, con el trabajo que pueda
haber conseguido y la pareja que tenga al lado o no. Quizá ya tenga sus propios hijos y los estará
empezando a criar de alguna manera. Todo
esto lo hará a su manera, te guste o no.
Te preguntas ¿en que momento tu hijo está dejando de ser lo que tú
querías? Te sientes traicionado,
decepcionado porque no sigue tus consejos, tus planes, no va cumpliendo tus
sueños. Ves cosas que seguramente tú
harías de otra manera y hasta mejor. Te
adelantas a los hechos y crees que sabes cómo va a terminar todo, pero ahora ese
camino que va tomando tu hijo te puede sorprender y es que, finalmente, está
viviendo su vida, con sus propias experiencias, triunfos, decepciones y
alegrías. Sólo te queda acompañarlo e
intentar en el camino quitarle alguna piedra sin que se de cuenta y disfrutar
tu vida viendo como él disfruta la suya.
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