Pero ya me encontré
Sé que desde
hace mucho tiempo no publico nada y, aunque lo intentaba y tenía algunos apuntes
en mi libreta, no lograba callar las voces que gritaban alteradas en mi cabeza
y que no me permitían escuchar con claridad lo que me querían decir. Estaba confundida, buscando ocupar mi tiempo
para no escuchar lo que mis pensamientos querían gritarme. ¡Reacciona!
Las emociones me afectan mucho cuando se trata de poder escribir (o
no). Este es el motivo por el que
algunas veces me pierdo, pero esta vez, después de trabajar duro en mis capas
más profundas, por fin me encontré. ¡No
fue fácil!
¡Sí se puede! |
Lo primero que
tuve que hacer fue aceptar que estaba en uno de esos momentos donde tienes que
repasar y revisar muchos aspectos mi vida y desde ahí empezar a trabajar
aspecto por aspecto, punto por punto. Por
suerte, este trabajo interior no lo tuve que hacer sola, siempre se presenta
alguien en tu vida en el momento exacto y es la personas o personas que me han
ayudado con este trabajo interior con una frase de apoyo, diciendo las palabras
adecuadas y, sobre todo, hablando desde un punto de vista objetivo y positivo. Al principio me costó ver claramente lo que
tengo delante mí, cuáles eran mis sueños, mis metas, qué tan lejos o cerca
estoy de hacerlas realidad y si realmente estoy en ese camino o si he tomado
algún desvío temporal o definitivo.
Entendí que me
había perdido entre mis pensamientos, mis deseos, mis sueños y mis metas. Me perdí intentando encajar donde no siempre
encajaba. Me perdí siendo alguien que no
era. Me perdí ahogada por la vida
diaria, las responsabilidades, intentando cubrir (muchas veces de manera
infructuosa) las necesidades de otros, anteponiendo su felicidad a la mía, me perdí
cuidando a otros, me perdí dejando de sentir, me postergué hasta la última
posición, dejando siempre un sitio libre delante de mí por si surgía algo más
urgente.
Entendí cosas
que de mí misma que ya no recordaba.
Duele crecer, duele entender, pero después de esa etapa oscura, viene la
luz, la claridad. Entendí que tengo que
encontrar mi lugar, mi entorno, uno que me genere paz interior y que me
motive. Entendí que la mi vida es hoy,
no ayer, ni mañana. Me di cuenta que
sufro de eso, de vivir pensando en el mañana sin darme cuenta de lo que tengo
hoy. Aunque que tengo alguna
conversación y abrazo pendiente, el pasado lo tengo bastante superado. Mi problema real siempre ha sido el mañana,
adelantarme a lo que podría pasar, como si tuviera una bola de cristal que me
muestre claramente cómo será el día de mañana.
Me di cuenta que hasta ese momento mi cuerpo y mi YO interior eran dos
seres independientes, que no se relacionaban, se habían peleado. Mi cuerpo daba señales de que seguía ahí a
través del dolor. Mi mente me recordaba
que seguía ahí planeando el mañana, siempre mañana sin creer realmente que
pueda llegar “ese” día. Entendí finalmente
que YO tengo que vivir mi vida y no permitir más que los días pasen sin darme
cuenta, sin vivir, sin respirar, sin sentir.
Mi frase es
“Aquí y Ahora”. Disfruto de las pequeñas
cosas de la vida, que son las que realmente me hacen sentir feliz y realizada
cada día. Recordé que yo ocupo un lugar
importante en mi vida. Recordé mis
sueños, proyectos, mis metas a corto y largo plazo. Recordé que si yo estoy bien, puedo
preocuparme por otros. Recordé lo que es
SENTIR.
Este post ha
sido como un tapón, sentía la necesidad de contarles por qué me perdí y después de este artículo
estoy segura que empezarán otra vez a fluir otros. Es una etapa de luz.
Y volvemos a esos lugares donde todo está en paz |